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jueves, 12 de abril de 2012

Misa por el Papa.

POR EL PAPA
sobre todo en el aniversario de la elección
Esta misa se dice, con vestiduras de color blanco, en el aniversario de la elección del Papa, allí donde tengan lugar celebraciones especiales, fuera de los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua, de las solemnidades, del Miércoles de Ceniza y de la Semana Santa.

Antífona de entrada Mt 16, 18
Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos.
Tu es Petrus, et super hanc petram aedificábo Ecclésiam meam, et portae ínferi non praevalébunt advérsus eam, et tibi dabo claves regni caelórum.

Monición de entrada
Cristo ha querido edificar su Iglesia sobre la roca de Pedro y sus sucesores, los papas. Ellos, con su magisterio y su gobierno, aseguran a la Iglesia la integridad de la fe y la rectitud de su actuación, y son principio y fundamento perpetuo y visible de unidad.

(Se dice Gloria)

Oración colecta
Oh, Dios, que por designio de tu providencia quisiste edificar tu Iglesia sobre el bienaventurado Pedro, príncipe de los apóstoles, mira con amor a nuestro papa N., y tú, que lo has constituido sucesor de Pedro, concédele la gracia de ser principio y fundamento visible de la unidad de fe y de comunión de tu pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui providéntiae tuae consílio super beátum Petrum, céteris Apóstolis praepósitum, Ecclésiam tuam aedificári voluísti, réspice propítius ad Papam nostrum N., et concéde, ut, quem Petri constituísti successórem, pópulo tuo visíbile sit unitátis fídei et communiónis princípium et fundaméntum. Per Dóminum.
O bien:
Oh, Dios, pastor y guía de todos los fieles, mira con bondad a tu siervo N., a quien pusiste al frente de tu Iglesia como pastor; concédele que su palabra y su ejemplo aprovechen al pueblo que preside, para que llegue a la vida eterna junto con el rebaño que le ha sido confiado. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, ómnium fidélium pastor et rector, fámulum tuum N., quem pastórem Ecclésiae tuae praeésse voluísti, propítius réspice; da ei, quaesumus, verbo et exémplo, quibus praeest profícere, ut ad vitam, una cum grege sibi crédito, pervéniat sempitérnam. Per Dóminum.
O bien:
Oh, Dios, que para suceder al apóstol Pedro elegiste a tu siervo N. para que fuese pastor de todo el rebaño, escucha la plegaria de tu pueblo y concede, al que hace las veces de Cristo en la tierra, confirmar a sus hermanos y que toda la Iglesia se mantenga en comunión con él por el vínculo de la unidad, del amor y de la paz, hasta que todos encuentren en ti, Pastor de los hombres, la verdad y la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui in apóstoli Petri successióne fámulum tuum N. elegísti totíus gregis esse pastórem, supplicántem pópulum intuére propítius, et praesta, ut, qui Christi vices gerit in terris, fratres confírmet, et omnis Ecclésia cum ipso commúnicet in vínculo unitátis, amóris et pacis, quátenus in te, animárum pastóre, omnes veritátem et vitam assequántur aetérnam. Per Dóminum.

LITURGIA DE LA PALABRA

PRIMERA LECTURA Jer 1, 4-9
Irás adonde yo te envíe
Lectura del libro de Jeremías.

El Señor me dirigió la palabra:
«Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones».
Yo repuse:
«¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que solo soy un niño».
El Señor me contestó:
«No digas que eres un niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte» –oráculo del Señor–.
El Señor extendió la mano, tocó mi boca y me dijo:
«Voy a poner mis palabras en tu boca».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 95, 1-2a. 26-3. 7-8a. 10 (R.: cf. 3)
R.
Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Annuntiate in omnibus populis mirabilia eius.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre.
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Annuntiate in omnibus populis mirabilia eius.

V. Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones.
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Annuntiate in omnibus populis mirabilia eius.

V. Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor;
aclamad la gloria del nombre del Señor. 
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Annuntiate in omnibus populis mirabilia eius.

V. Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». 
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Annuntiate in omnibus populis mirabilia eius.

En Tiempo Pascual:
PRIMERA LECTURA Hch 12, 1-11
Ahora sé realmente que el Señor me ha librado de las manos de Herodes
Lectura de los Hechos de los Apóstoles

En aquellos días, el rey Herodes decidió arrestar a algunos a los judíos, decidió detener también a Pedro. Eran los días de los Ácimos. Después de prenderlo, lo metió en la cárcel, entregándolo a la custodia de cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
Cuando Herodes iba a conducirlo al tribunal, aquella misma noche, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel.
De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocando a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo:
«Date prisa, levántate».
Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió:
«Ponte el cinturón y las sandalias».
Así lo hizo, y el ángel le dijo:
«Envuélvete en el manto y sígueme».
Salió y lo seguía, sin acabar de creerse que era realidad lo que hacía el ángel, pues se figuraba que estaba viendo una visión. Después de atravesar la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la ciudad, que se abrió solo ante ellos. Salieron y anduvieron una calle y de pronto se marchó el ángel.
Pedro volvió en sí y dijo:
«Ahora sé realmente que el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de toda la expectación del pueblo de los judíos».

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Salmo responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 5b)
R. El Señor me libró de todas mis ansias.
Ex ómnibus terróribus meis erípuit me, Dóminus.

V. Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.
R. El Señor me libró de todas mis ansias.
Ex ómnibus terróribus meis erípuit me, Dóminus.

V. Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
R. El Señor me libró de todas mis ansias.
Ex ómnibus terróribus meis erípuit me, Dóminus.

V. Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, 
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
R. El Señor me libró de todas mis ansias.
Ex ómnibus terróribus meis erípuit me, Dóminus.

V. El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen
y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él.
R. El Señor me libró de todas mis ansias.
Ex ómnibus terróribus meis erípuit me, Dóminus.

En celebraciones más solemnes:
SEGUNDA LECTURA 1 Pe 5, 1-4
Pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

Queridos hermanos:
A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y participe de la gloria que se va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño.
Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.

Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Aleluya o Versículo antes del Evangelio Mt 16, 18
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Tu es Petrus, et super hanc petram aedificábo Ecclésiam meam, et portae ínferi non praevalébunt advérsum eam.

EVANGELIO Mt 16, 13-19
Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomo la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. 
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

(Se dice Credo)

Oración de los fieles
Recordando hoy al supremo Pastor de la Iglesia, elevemos nuestras súplicas al Padre por el papa, sucesor de san Pedro y por las necesidades de todos los hombres.
- Para que el Señor ilumine y sostenga en todo momento a nuestro papa N., en su servicio de magisterio, gobierno y caridad. Oremos.
- Para que en la Iglesia todos los creyentes vivan y crezcan en la comunión fraterna y sean, de esta forma, testigos creíbles de la caridad evangélica. Oremos.
- Para que los gobernantes no opongan resistencia a la difusión del Evangelio y promuevan siempre la concordia y la paz entre los pueblos. Oremos.
- Para que los enfermos y cuantos sufren encuentren en nosotros y en todos los hermanos un apoyo misericordioso y solidario. Oremos.
- Para que nuestra comunidad, reunida en torno al altar, sea fortalecida en la fe apostólica y atraiga con su testimonio a otros hermanos hacia la comunión eclesial. Oremos.
Escúchanos, Dios de bondad, y protege al papa que tú elegiste como pastor de tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.  

Oración sobre las ofrendas
Acepta propicio, Señor, los dones que ofrecemos, y dirige con protección continua a tu santa Iglesia, juntamente con nuestro papa N. a quien constituiste su pastor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oblátis, quaesumus, Dómine, placáre munéribus, et Ecclésiam tuam sanctam, una cum Papa nostro N., quem ipsi constituísti pastórem, assídua protectióne gubérna. Per Christum.

PREFACIO VIII DOMINICAL
DEL TIEMPO ORDINARIO
La Iglesia unificada por virtud y a imagen de la Trinidad
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque has querido reunir de nuevo, por la sangre de tu Hijo y la fuerza del Espíritu, a los hijos dispersos por el pecado; de este modo tu Iglesia, unificada por virtud y a imagen de la Trinidad, aparece ante el mundo como cuerpo de Cristo y templo del Espíritu, para alabanza de tu infinita sabiduría.
Por eso, unidos a los coros angélicos, te aclamamos llenos de alegría:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Quia fílios, quos longe peccáti crimen abstúlerat, per sánguinem Fílii tui Spiritúsque virtúte, in unum ad te dénuo congregáre voluísti: ut plebs, de unitáte Trinitátis adunáta, in tuae laudem sapiéntiae multifórmis Christi corpus templúmque Spíritus noscerétur Ecclésia.
Et ídeo, choris angélicis sociáti, te laudámus in gáudio confiténtes:
Santo, Santo, Santo...


Antífona de la comunión Jn 21, 15. 17
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?» «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Simon Ioánnis, díligis me plus his? Dómine, tu ómnia nosti; tu scis, Dómine, quia amo te.

Oración después de la comunión
Al participar en esta mesa celestial, te suplicamos, Señor, que, por la eficacia de este sacramento, confirmes a tu Iglesia en la unidad y en el amor, y guardes y protejas a tu siervo N., a quien encomendaste el oficio pastoral, junto con la grey que le fue confiada. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Mensae caeléstis partícipes effécti, súpplices te, Dómine, deprecámur, ut, huius virtúte mystérii, Ecclésiam tuam in unitáte et caritáte confírmes, et fámulum tuum N., cui pastorále munus tradidísti, una cum commísso sibi grege salves semper et múnias. Per Christum.

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