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miércoles, 9 de octubre de 2013

Sábado 9 noviembre 2013, Nuestra Señora de la Almudena, Solemnidad (Madrid).

TEXTOS MISA

La Virgen de la Almudena está unida, desde el primer momento, a la historia cristiana de Madrid. Según una tradición, avalada por la historia, el 9 de noviembre del año 1085 se rasgó el frente de una torre de la muralla de la Puerta de la Vega y apareció una imagen de la Virgen, que los cristianos madrileños habían ocultado. Existe documentación del año 1382, en que se nombra con el título de "Almudena" a una imagen de la Virgen, a la que el pueblo de Madrid siempre ha venerado con singular devoción. La imagen actual de la Virgen de la Almudena fue coronada solemnemente el 10 de noviembre de 1948 y declarada patrona de la diócesis de Madrid por el papa Pablo VI el 1 de julio de 1977.

9 de noviembre
NUESTRA SENORA DE LA ALMUDENA,
Patrona de la archidiócesis de Madrid
Solemnidad.
COMMUNE BEATAE MARIAE VIRGINIS
I. TEMPORE "PER ANNUM" 5.
Antífona de entrada Cf. Judit 13, 23. 25
El Señor Dios te ha bendecido, Virgen María, más que a todas las mujeres de la tierra; ha glorificado de tal modo, que tu alabanza está siempre en la boca de todos.
Antiphona ad introitum Cf. Lc 1, 28 Lc 42
Ave, María, grátia plena, Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus, et benedíctus fructus ventris tui.
Se dice Gloria. Dicitur Gloria in escelsis.
Oración colecta
Señor, Dios nuestro, que has concedido a tu pueblo la protección maternal de la siempre Virgen María, Madre de tu Hijo; concédenos, por su intercesión, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
Collecta
Deus, qui beátam Vírginem Maríam, inter húmiles et páuperes praecelléntem, Matrem Salvatóris elegísti, praesta, quaesumus, ut, eius exémpla sectántes, tibi sincérae fídei praestémus obséquium et in te totam spem salútis collocémus. Per Dominum.

LITURGIA DE LA PALABRA
Lecturas de la Solemnidad de Nuestra Señora de la Almudena.

PRIMERA LECTURA
Alégrate y goza, hija de Sión, que yo vengo.
Lectura de la profecía de Zacarías 2, 14-17

Alégrate y goza, hija de Sión,
que yo vengo a habitar dentro de ti
—oráculo del Señor—.
Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos,
y serán pueblo mío.
Habitaré en medio de ti,
y comprenderás que el Señor de los ejércitos
me ha enviado a ti.
El Señor tomará posesión de Judá
sobre la tierra santa
y elegirá de nuevo a Jerusalén.
Calle toda carne ante el Señor,
cuando se levanta en su santa morada!

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL
Jdt 13, 18bcde. 19 (R.: 15, 9d)
R. Tú eres el orgullo de nuestra raza.

El Altísimo te ha bendecido, hija,
más que a todas las mujeres de la tierra.
Bendito el Señor, creador del cielo y tierra.
R. Tú eres el orgullo de nuestra raza.

Que hoy ha glorificado tu nombre de tal modo,
que tu alabanza estará siempre
en la boca de todos los que se acuerden
de esta obra poderosa de Dios.
R. Tú eres el orgullo de nuestra raza.

SEGUNDA LECTURA
Vi la nueva Jerusalén, arreglada como una novia que se adorna para su esposo
Lectura del libro del Apocalipsis 21, 3-5a

Escuché una voz potente que decía desde el trono:
—"Esta es la morada de Dios con los hombres: acampará entre ellos. Ellos serán su pueblo y Dios estará con ellos y será su Dios. Enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni luto,
ni llanto, ni dolor. Porque el primer mundo ha pasado".
Y el que estaba sentado en el trono dijo:
—"Todo lo hago nuevo".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor

ALELUYA
Dichosa eres, santa Virgen María, madre de gracia y reina de misericordia; de ti nació Cristo, nuestro Mediador y Salvador.

EVANGELIO
Ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre
+ Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-27
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena.
Jesús, al ver a su madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
—"Mujer, ahí tienes a tu hijo".
Luego dijo al discípulo:
—"Ahí tienes a tu madre".
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Del Catecismo de la Iglesia Católica
724 En María, el Espíritu Santo manifiesta al Hijo del Padre hecho Hijo de la Virgen. Ella es la zarza ardiente de la teofanía definitiva: llena del Espíritu Santo, presenta al Verbo en la humildad de su carne dándolo a conocer a los pobres (cf. Lc 2, 15-19) y a las primicias de las naciones (cf. Mt 2, 11).
725 En fin, por medio de María, el Espíritu Santo comienza a poner en Comunión con Cristo a los hombres "objeto del amor benevolente de Dios" (cf. Lc 2, 14), y los humildes son siempre los primeros en recibirle: los pastores, los magos, Simeón y Ana, los esposos de Caná y los primeros discípulos.
726 Al término de esta Misión del Espíritu, María se convierte en la "Mujer", nueva Eva "madre de los vivientes", Madre del "Cristo total" (cf. Jn 19, 25-27). Así es como ella está presente con los Doce, que "perseveraban en la oración, con un mismo espíritu" (Hch 1, 14), en el amanecer de los "últimos tiempos" que el Espíritu va a inaugurar en la mañana de Pentecostés con la manifestación de la Iglesia.
Totalmente unida a su Hijo…
964 El papel de María con relación a la Iglesia es inseparable de su unión con Cristo, deriva directamente de ella. "Esta unión de la Madre con el Hijo en la obra de la salvación se manifiesta desde el momento de la concepción virginal de Cristo hasta su muerte" (LG 57). Se manifiesta particularmente en la hora de su pasión:
"La Bienaventurada Virgen avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente la unión con su Hijo hasta la cruz. Allí, por voluntad de Dios, estuvo de pie, sufrió intensamente con su Hijo y se unió a su sacrificio con corazón de Madre que, llena de amor, daba su consentimiento a la inmolación de su Hijo como víctima. Finalmente, Jesucristo, agonizando en la cruz, la dio como madre al discípulo con estas palabras: 'Mujer, ahí tienes a tu hijo' (Jn 19, 26-27)" (LG 58).
EL CULTO A LA SANTISIMA VIRGEN
971 "Todas las generaciones me llamarán bienaventurada" (Lc 1, 48): "La piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano" (MC 56). La Santísima Virgen "es honrada con razón por la Iglesia con un culto especial. Y, en efecto, desde los tiempos más antiguos, se venera a la Santísima Virgen con el título de `Madre de Dios', bajo cuya protección se acogen los fieles suplicantes en todos sus peligros y necesidades… Este culto… aunque del todo singular, es esencialmente diferente del culto de adoración que se da al Verbo encarnado, lo mismo que al Padre y al Espíritu Santo, pero lo favorece muy poderosamente" (LG 66); encuentra su expresión en las fiestas litúrgicas dedicadas a la Madre de Dios (cf. SC 103) y en la oración mariana, como el Santo Rosario, "síntesis de todo el Evangelio" (cf. Pablo VI, MC 42).
2618 El Evangelio nos revela cómo María ora e intercede en la fe: en Caná (cf Jn 2, 1-12) la madre de Jesús ruega a su hijo por las necesidades de un banquete de bodas, signo de otro banquete, el de las bodas del Cordero que da su Cuerpo y su Sangre a petición de la Iglesia, su Esposa. Y en la hora de la nueva Alianza, al pie de la Cruz, María es escuchada como la Mujer, la nueva Eva, la verdadera "madre de los que viven".

Oración de los fieles
371. Dios, Padre de los pobres y de los humildes, ha elegido a María para templo de su gloria. A él dirigimos nuestra confiada oración.
- Por la santa Iglesia: para que acogiendo con humildad y fe el don de la salvación, sea, cada vez más, canal de gracia y de perdón para la humanidad. Roguemos al Señor.
- Por todos los pueblos de la tierra: para que descubran en la condivisión de los bienes materiales, culturales y espirituales el camino seguro para un futuro de progreso real en la serenidad y en la paz. Roguemos al Señor.
- Por los más necesitados de nuestra sociedad: para que todos reciban la ayuda y el calor de un servicio generoso por parte de quienes, como María, consagran su vida en beneficio de los demás. Roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, reunidos en esta celebración: para que el espíritu de gratitud y de alabanza que brilló en la Virgen María nos haga siempre fieles y agradecidos en los momentos de prueba y de alegría. Roguemos al Señor.
Padre misericordioso, tú que conoces nuestro corazón, ven en ayuda de la debilidad humana y, por intercesión de María, virgen orante, escucha nuestras súplicas. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

Se dice Credo. Dicitur Credo.
Oración sobre las ofrendas
Señor, escucha las plegarias y recibe las ofrendas que te presentamos en honor de santa María de la Almudena; que sean agradables a tus ojos y atraigan sobre el pueblo tu protección y tu auxilio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Super oblata
Súscipe, Dómine, haec nóstrae devótionis múnera, et praesta, ut, qui Fílii tui imménsae caritátis opus recólimus, in tui et próximi dilectióne beátae Maríae Vírginis confirmémur exémplo. Per Christum.
Prefacio: Ella es la Madre de la misericordia.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, y proclamar tu grandeza en esta fiesta de la bienaventurada Virgen Maria.
Ella es la Reina clemente que, habiendo experimentado tu misericordia de un modo único y privilegiado, acoge a todos los que en ella se refugian y los escucha cuando la invocan. Ella es la Madre de la misericordia, atenta Siempre a los ruegos de sus hijos, para impetrar indulgencia y obtenerles el perdón de los pecados. Ella es la dispensadora del amor divino, la que ruega incesantemente a tu Hijo por nosotros, para que su gracia enriquezca nuestra pobreza y su poder fortalezca nuestra debilidad. Por él, los ángeles y los arcángeles te adoran eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos unirnos a sus voces, cantando tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
PRAEFATIO I DE BEATA MARIA VIRGINE
De Maternitate beatae Mariae Virginis
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Et te in solemnitate beátae Maríae semper Vírginis collaudáre, benedícere et praedicáre. Quae et Unigénitum tuum Sancti Spíritus obumbratióne concépit, et, virginitátis glória permanénte, lumen aetérnum mundo effúdit, Iesum Christum Dóminum nostrum.
Per quem maiestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Caeli caelorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces ut admítti iúbeas, deprecámur, súpplici confessióne dicéntes:
Sanctus, Sanctus, Sanctus...
PLEGARIA EUCARÍSTICA III. PREX EUCHARÍSTICA III.
Antífona de la comunión Lc 1, 49-50
El Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es Santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Antiphona ad communionem Cf. Ps 86, 3; Lc 1, 49
Gloriósa dicta sunt de te, Virgo María, quia fecit tibi magna, qui potens est.
Oración después de la comunión
Después de celebrar la Eucaristía, te rogamos, Señor, que cuantos celebramos la fiesta de santa María, siempre Virgen, nos sentemos un día a la mesa del banquete del reino de los cielos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Post communionem
Concéde, Dómine, Ecclésiae tuae, ut, huius sacraménti virtúte roboráta, sémitas Evangélii alácriter percúrrat, donec beátam pacis visiónem attíngat, qua Virgo María, húmilis ancílla tua, iam frúitur in aetérnum gloriósa. Per Christum.