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miércoles, 6 de abril de 2016

Benedicto XVI, Los sacerdotes están con el Señor en la misa diaria y en la Liturgia de las Horas (2006).

Textos de Benedicto XVI 

Los sacerdotes están con el Señor en la misa diaria y en la Liturgia de las Horas

Homilía Vísperas, Altötting (Baviera), 11 de septiembre de 2006

El Papa san Gregorio Magno, en una de sus homilías, dijo una vez que los ángeles de Dios, independientemente de la distancia que recorran en sus misiones, siempre se mueven en Dios. Siempre permanecen con él. Y al hablar de los ángeles, san Gregorio pensaba también en los obispos y los sacerdotes: a dondequiera que vayan, siempre deberían «estar con él». La experiencia confirma que cuando los sacerdotes, debido a sus múltiples deberes, dedican cada vez menos tiempo para estar con el Señor, a pesar de su actividad tal vez heroica, acaban por perder la fuerza interior que los sostiene. Su actividad se convierte en un activismo vacío.

¿Cómo se puede realizar el “estar con él”? Lo primero y lo más importante para el sacerdote es la misa diaria, celebrada siempre con una profunda participación interior. Si la celebramos como verdaderos hombres de oración, si unimos nuestras palabras y nuestras acciones a la Palabra que nos precede y al rito de la celebración eucarística, si en la Comunión de verdad nos dejamos abrazar por él y lo acogemos, entonces estamos con él.

La liturgia de las Horas es otra manera fundamental de estar con él. En ella oramos como personas que necesitan hablar con Dios, pero implicando también a todos los demás que no tienen ni el tiempo ni la posibilidad de hacer esa oración. Para que nuestra celebración eucarística y la liturgia de las Horas estén llenas de significado, debemos dedicarnos siempre de nuevo a la lectura espiritual de la sagrada Escritura; no sólo descifrar y explicar palabras del pasado, sino también buscar la palabra de consuelo que el Señor me está diciendo a mí aquí y ahora. El Señor me interpela hoy por medio de esta palabra. Sólo de esta forma seremos capaces de llevar la Palabra sagrada a los hombres de nuestro tiempo como palabra de Dios actual y viva.

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