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martes, 19 de julio de 2016

3. Los congresos eucarísticos.

Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto a la Eucaristía fuera de la Misa, 21-junio-1973

Capítulo III. VARIAS FORMAS DE CULTO A LA SAGRADA EUCARISTÍA

3. Los congresos eucarísticos.

109. Los congresos eucarísticos, que en los tiempos modernos se han introducido en la vida de la Iglesia como peculiar manifestación del culto eucarístico, se han de mirar como una "statio", a la cual alguna comunidad invita a toda la Iglesia local, o una Iglesia local invita a otras Iglesias de la región o de la nación, o aun de todo el mundo, para profundizar juntamente el misterio de la Eucaristía bajo algún aspecto particular y venerarlo públicamente con el vínculo de la caridad y de la unidad.

Conviene que tales congresos sean verdadero signo de fe y caridad por la plena participación de la Iglesia local y por la significativa aportación de las otras Iglesias.

110. Háganse los oportunos estudios, ya en la Iglesia local, ya en las otras Iglesias, sobre el lugar, temario y el programa de actos del congreso que se va a celebrar, para que se consideren las verdaderas necesidades y se favorezca el progreso de los estudios teológicos y el bien de la Iglesia local. Para este trabajo de investigación búsquese el asesoramiento de los teólogos, escrituristas, liturgistas y pastoralistas, sin olvidar a los versados en las ciencias humanas.

111. Para preparar un congreso se ha de hacer sobre todo:

a) Una catequesis más profunda y acomodada a la cultura de los diversos grupos humanos aceÍca de la Eucaristía, principalmente en cuanto constituye el misterio de Cristo viviente y operante en la Iglesia.

b) Una participación más activa en la sagrada Liturgia, que fomente al mismo tiempo la escucha religiosa de la palabra de Dios y el sentido fraterno de la comunidad. (13)

c) Una investigación de los recursos y la puesta en marcha de obras sociales para la promoción humana y para la debida comunicación de bienes, incluso temporales, a ejemplo de la primitiva comunidad cristiana, (14) para que el fermento evangélico se difunda desde la mesa eucarística por todo el orbe como fuerza de edificación de la sociedad actual y prenda de la futura. (15)

112. Criterios para organizar la celebración de un congreso eucarístico: (16)

a) La celebración de la Eucaristía sea verdaderamente el centro y la culminación a la que se dirijan todos los proyectos y los diversos ejercicios de piedad.

b) Las celebraciones de la Palabra de Dios, las sesiones catequísticas y otras conferencias públicas tiendan sobre todo a que el tema propuesto se investigue con mayor profundidad, y se propongan con mayor claridad los aspectos prácticos a fin de llevarlos a efecto.

c) Concédase la oportunidad de tener oraciones comunes y la adoración prolongada ante el santísimo Sacramento expuesto, en determinadas iglesias que se juzguen más a propósito para este ejercicio de piedad.

d) En cuanto a organizar una procesión en que se traslade el santísimo Sacramento con himnos y preces públicas por las calles de la ciudad, guárdense las normas para las procesiones eucarísticas, (17) mirando a las condiciones sociales y religiosas del lugar.

(13) Cf. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, nn. 41-52; Constitución dogmática Lumen gentium, sobre la Iglesia, n. 26.
(14) Cf. Hch 4, 32.

(15) Cf. Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la sagrada liturgia, n. 47; Decreto Unitatis redintegratio, sobre el ecumenismo, n. 15.
(16) Cf. Sagrada Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, n. 67: AAS 59 (1967), pp. 572-573.
(17) Cf. supra, nn. 101-108.

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