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miércoles, 27 de julio de 2016

Rito para distribuir la Sagrada Comunión fuera de la Misa. 2. Rito con una breve celebración de la Palabra de Dios.

Ritual de la Sagrada Comunión y del Culto a la Eucaristía fuera de la Misa, 21-junio-1973

RITO PARA DISTRIBUIR LA SAGRADA COMUNIÓN FUERA DE LA MISA

2. RITO CON UNA BREVE CELEBRACIÓN DE LA PALABRA DE DIOS

42. Esta forma se emplea cuando las circunstancias no aconsejan la celebración extensa de la Palabra de Dios, especialmente cuando sólo van a comulgar uno o dos, y por tanto no se puede organizar una verdadera celebración comunitaria.

Ritos iniciales

43. Una vez preparado todo (según los nn. 19-20, el ministro saluda a los que van a comulgar (n. 27) y los invita a hacer el acto penitencial (n. 28).

Lectura breve de la Palabra de Dios

44. Luego, omitida la celebración de la Palábra de Dios, uno de los presentes, o el mismo ministro, según la oportunidad, lee un breve texto de la Sagrada Escritura, que trate del pan de vida.

Jn 6, 54-55:

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

Jn 6, 54-58:
El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en é1.
El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.

Jn 14, 6:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.

Jn 14, 23:
El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

Jn 15, 4:
Permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

1 Co 11, 26:
Cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor hasta que vuelva.

Puede elegirse también otro texto adecuado entre los que se proponen en los nn. 113 y siguientes.

Sagrada comunión

45. El ministro toma el vaso o copón con el Cuerpo del Señor, lo pone sobre el altar y hace genuflexión. Después introduce la oración dominical con estas o parecidas palabras:
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
Y todos juntos prosiguen:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

46. A continuación, el ministro hace genuflexión, toma la hostia y, elevándola un poco sobre el vaso o copón, vuelto hacia los comulgantes, dice:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Y los que van a comulgar añaden una sola vez:
Señor no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.

47. Si también el ministro comulga, dice en secreto:
El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y con reverencia sume el Cuerpo de Cristo.

48. Después toma el vaso o copón, se acerca a los comulgantes y, elevando un poco la hostia, la muestra a cada uno y dice:
El Cuerpo de Cristo.
Y el que va a comulgar responde:
Amén.
Y comulga.

49. Acabada la distribución de la comunión, si queda algún fragmento sobre la patena, el ministro lo echa en el copón y se purifica las manos, si lo juzga necesario. Si quedan algunas formas, guarda el Sacramento en el sagrario y hace genuflexión.
Entonces, si se juzga conveniente, se puede observar algún momento de sagrado silencio, o se puede entonar algún salmo o cántico de alabanza.


50. A continuación, el ministro concluye con esta oración:
Oremos.
Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos responden:
Amén.

Otras oraciones "ad libitum", nn. 179-188.
Durante el tiempo pascual son preferibles las oraciones indicadas en los nn. 189-191.

Rito de conclusión

51. Después el ministro, si es sacerdote o diácono, vuelto al pueblo, extiende las manos y dice:
El Señor esté con vosotros.
Todos:
Y con tu espíritu.
Y bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros.
Todos responden:
Amén.
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52. Si el ministro no es sacerdote ni diácono, invocando la bendición de Dios y santiguándose, dice:
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
O bien:
El Señor omnipotente y misericordioso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde.
Todos responden:
Amén.
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53. Finalmente el ministro dice:
Podéis ir en paz.
Todos responden:
Demos gracias a Dios.

Entonces, hecha la debida reverencia, el ministro se retira.

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