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sábado, 29 de abril de 2017

Matrimonio: Textos para la Misa ritual.

Ritual del Matrimonio (2ª edición)

Capítulo IV. FÓRMULAS ALTERNATIVAS PARA LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO DENTRO Y FUERA DE LA MISA

II. TEXTOS PARA LA MISA RITUAL

Misal Romano (tercera edición)

MISAS RITUALES

V. EN LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO

Cuando el matrimonio se celebra dentro de la misa se dice esta misa ritual con color blanco o festivo.
En los días señalados en los nn. 1-4 de la tabla de los días litúrgicos, se dice la misa del día, pero sin omitir en ella la bendición nupcial y, si se cree oportuno, la fórmula de bendición final propia.
En los domingos, si la misa en que se celebra el matrimonio participa la comunidad, se dice la misa del domingo, incluso en el tiempo de Navidad y en el tiempo ordinario.
Aunque para mayor facilidad se proponen formularios íntegros, todos los textos, principalmente las oraciones y la bendición nupcial, pueden intercambiarse según las circunstancias.
Las misas para los aniversarios de matrimonio se encuentran entre las misas por diversas necesidades.

A

Antífona de entrada Cf. Sal 19, 3. 5
Que el Señor os envíe auxilio desde el santuario, que os apoye desde el monte Sion; que cumpla el deseo de vuestro corazón, que dé éxito a todos vuestros planes [T. P. Aleluya].
Mittat vobis Dóminus auxílium de sancto, et de Sion tueátur vos. Tríbuat vobis secúndum cor vestrum, et omne consílium vestrum confírmet (T. P. allelúia).

Omitido el acto penitencial, se dice Gloria.

Oración colecta
Escucha nuestras súplicas, Señor, y asiste con bondad a la institución matrimonial establecida por ti para la propagación del género humano, y así, lo que tú has unido se mantenga con tu ayuda. Por nuestro Señor Jesucristo.
Adésto, Dómine, supplicatiónibus nostris, et institútis tuis, quibus propáginem humáni géneris ordinásti, benígnus assíste, ut quod te auctóre coniúngitur, te auxiliánte servétur. Per Dóminum.
O bien:
Oh, Dios, que al crear el género humano estableciste la unión entre el varón y la mujer, ciñe con el vínculo de un amor indisoluble a estos siervos tuyos que se van a unir en alianza conyugal, para que sean testigos de tu caridad aquellos a quienes concedes frutificar en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui, in humáno génere creándo, unitátem inter virum et mulíerem esse voluísti, fámulos tuos, qui coniugáli copulándi sunt fo´dere, uníus vínculo dilectiónis astrínge, ut, quos in caritáte fructificáre largíris, ipsíus caritátis testes esse concédas. Per Dóminum.

Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, el don ofrecido en favor de la sagrada ley del matrimonio, y ya que eres el creador de esta obra, sé también su providente protector. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Súscipe, quaesumus, Dómine, pro sacra connúbii lege munus oblátum, et, cuius largítor es óperis, próvidus quoque esto dispósitor. Per Christum.

Prefacio
LA DIGNIDAD DE LA ALIANZA NUPCIAL
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Que estableciste la alianza nupcial, con el yugo suave de la concordia y el vínculo indisoluble de la paz, para que aumenten los hijos de tu adopción por la honesta fecundidad de los matrimonios santos.
Por tu providencia y tu gracia, Señor, que nos concedes de modo inefable, el nacer embellece el mundo y el renacer acrecienta tu Iglesia, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, con los ángeles y con todos los santos, te cantemos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: Qui fodera nuptiárum blando concórdiae iugo et insolúbili pacis vínculo nexuísti, ut multiplicándis adoptiónum fíliis sanctórum connubiórum fecúnditas pudíca servíret.
Tua enim, Dómine, providéntia, tuáque grátia ineffabílibus modis utrúmque dispénsas, ut, quod generátio ad mundi prodúxit ornátum, regenerátio ad Ecclésiae perdúcat augméntum: per Christum Dóminum nostrum.
Per quem, cum Angelis et ómnibus Sanctis, hymnum laudis tibi cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

En las plegarias eucarísticas se hace mención de los esposos.
I. Cuando se utiliza el Canon romano, se dice Acepta, Señor, en tu bondad propio.
II. Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se añade la intercesión Acuérdate, Señor, de N. y N..
III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se añade la intercesión Conforta, con la gracias del matrimonio, a N. y N..

Bendición nupcial
Dicho el Padrenuestro y omitiendo Líbranos de todos los males, el sacerdote, de pie y vuelto hacia el esposo y la esposa, invoca sobre ellos la bendición de Dios, la cual nunca se omite.
En la fórmula de invitación, si uno de los esposo o ambos no comulgan, se omiten las palabras entre corchetes.
En el último párrafo de la oración, las palabras entre corchetes pueden omitirse en aquellos casos en que las circunstancias parezcan aconsejarlo, por ejemplo, si los esposos son de edad avanzada.
Los esposos se acercan al altar o, según la oportunidad, permanecen en su largar, y se arrodillan.

El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar diciendo:
Queridos hermanos: roguemos humildemente al Señor que derrame la gracia de su bendición sobre estos siervos suyos que acaban de contraer matrimonio en Cristo, y a los que unió en santa alianza, [por el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo que van a recibir], los haga perseverar en un mismo amor.
Dóminum, fratres caríssimi, supplíciter deprecémur, ut super hos fámulos suos, qui nupsérunt in Christo, benedictiónem grátiae suae cleménter effúndat, et quos fodere sancto coniúnxit (Christi Córporis et Sánguinis sacraménto) una fáciat caritáte concórdes.
Todos oran en silencio durante unos instantes.

Después el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, prosigue:
Oh, Dios, que con tu poder creaste todo de la nada y, desde el comienzo de la creación, hiciste al hombre a tu imagen y diste al varón la ayuda inseparable de la mujer, de modo que ya no fuesen dos, sino una sola carne, enseñándonos que nunca será lícito separar lo que quisiste fuera una sola cosa.
Deus, qui potestáte virtútis tuae de níhilo cuncta fecísti, qui, dispósitis universitátis exórdiis et hómine ad imáginem tuam facto, inseparábile viro mulíeris adiutórium condidísti, ut iam non duo essent, sed una caro, docens quod unum placuísset instítui numquam licére disiúngi;

Oh, Dios, que consagraste la unión conyugal con un sacramento tan excelente, que prefigura, en la alianza nupcial, el misterio de Cristo y de la Iglesia.
Deus, qui tam excellénti mystério coniugálem cópulam consecrásti, ut Christi et Ecclésiae sacraméntum praesignáres in fodere nuptiárum;

Oh, Dios, que unes la mujer al varón y otorgas a esta unión, establecida desde el principio, la única bendición que no fue abolida ni por la pena del pecado original, ni por el castigo del diluvio.
Deus, per quem múlier iúngitur viro, et socíetas, principáliter ordináta, ea benedictióne donátur, quae sola nec per originális peccáti ponam nec per dilúvii est abláta senténtiam.

Mira con bondad a estos siervos tuyos que, unidos en matrimonio, piden ser fortalecidos con tu bendición: Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo, para que tu amor, derramado en sus corazones, los haga permanecer fieles en la alianza conyugal.
Réspice propítius super hos fámulos tuos, qui, maritáli iuncti consórtio, tua se éxpetunt benedictióne muníri: emítte super eos Spíritus Sancti grátiam ut, caritáte tua in córdibus eórum diffúsa, in coniugáli fodere fidéles permáneant.

Abunde en tu sierva N. el don del amor y de la paz, e imite los ejemplos de las santas mujeres, cuyas alabanzas proclama la Escritura. Confíe en ella el corazón de su esposo, teniéndola por copartícipe y coheredera de una misma gracia y una misma vida, la respete y ame siempre como Cristo ama a su Iglesia.
Sit in fámula tua N. grátia dilectiónis et pacis, imitatríxque sanctárum remáneat feminárum, quarum in Scriptúris laudes praedicántur. Confídat in ea cor viri sui, qui, parem sóciam et grátiae vitae coherédem agnóscens, eam honóre débito prosequátur eóque díligat semper amóre, quo Christus suam diléxit Ecclésiam.

Y ahora, Señor, te pedimos también por estos siervos tuyos: que permanezcan en la fe y amen tus preceptos; que, unidos en matrimonio, sean ejemplo por la integridad de sus costumbres; y que, fortalecidos con el poder del Evangelio, manifiesten a todos el testimonio de Cristo; [que su unión sea fecunda, sean padres de probada virtud, vean ambos los hijos de sus hijos] y, después de una feliz ancianidad, lleguen a la vida de los bienaventurados en el reino celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Et nunc te, Dómine, deprecámur, ut hi fámuli tui nexi fídei mandatísque permáneant, et, uni thoro iuncti, morum sint integritáte conspícui; Evangélii róbore communíti, bonum Christi testimónium ómnibus maniféstent (in sóbole sint fecúndi, sint paréntes virtútibus comprobáti; vídeant ambo fílios filiórum suórum) et, optátam demum senectútem adépti, ad beatórum vitam et ad caeléstia regna pervéniant. Per Christum Dóminum nostrum.
R. Amén.

Omitida la oración Señor Jesucristo, se dice inmediatamente La paz del Señor. Entonces, los esposos y todos los demás, según el modo acostumbrado, se intercambian un signo de paz, comunión y caridad.

Antífona de la comunión Cf. Ef 5, 25. 27
Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para presentarla como su esposa santa e inmaculada [T. P. Aleluya].
Christus diléxit Ecclésiam et seípsum trádidit pro ea, ut exhibéret sibi uxórem sanctam et immaculátam (T. P. allelúia).

Oración después de la comunión
Por medio de este sacrificio, Señor, guarda con tu providencia y haz vivir en un mismo amor a quienes has unido en santo matrimonio [y alimentado con un mismo pan y un mismo cáliz]. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Huius, Dómine, sacrifícii virtúte, institúta providéntiae tuae pio favóre comitáre, ut, quos sancta societáte iunxísti (et uno pane unóque cálice satiásti), una étiam fácias caritáte concórdes. Per Christum.

Bendición solemne al final de la misa
El sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, dice:
Dios, Padre eterno, os conserve en el amor mutuo, para que la paz de Cristo habite en vosotros y permanezca siempre en vuestro hogar.
Deus Pater aetérnus in mútuo vos servet amóre concórdes, ut pax Christi hábitet in vobis, et in domo vestra iúgiter máneat.
R. Amén.
Que seáis bendecidos en los hijos, encontréis consuelo en los amigos y tengáis verdadera paz con todos.
Benedictiónem habeátis in fíliis, ab amícis solácium, et veram cum ómnibus pacem.
R. Amén.
Que seáis testigos del amor de Dios en el mundo, que los pobres y afligidos os encuentren bondadosos, y os reciban alegres un día en el reino eterno de Dios.
Caritátis Dei testes sitis in mundo, ut, quos afflícti et egéni benígnos invénerint, in aetérna Dei tabernácula vos grati aliquándo recípiant.
R. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes, os bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo , y Espíritu Santo.
Et vos omnes, qui hic simul adéstis, benedícat omnípotens Deus, Pater, et Fílius, + et Spíritus Sanctus.
R. Amén.


B

Antífona de entrada Cf. Sal 89, 14. 17
Por la mañana sácianos, Señor, de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas las obras de nuestras manos [T. P. Aleluya].
Repléti sumus mane, Dómine, misericórdia tua, et exsultávimus et delectáti sumus ómnibus diébus nostris. Sit splendor Dómini super nos et super ópera mánuum nostrárum (T. P. allelúia).

Omitido el acto penitencial, se dice Gloria.

Oración colecta
Escucha nuestras súplicas, Señor, y derrama tu gracia sobre estos siervos tuyos (N. y N.), para que, quienes se unen junto a tu altar, sean fortalecidos en el amor mutuo. Por nuestro Señor Jesucristo.
Adésto, Dómine, supplicatiónibus nostris, et super hos fámulos tuos (N. et N.) grátiam tuam benígnus effúnde, ut qui apud tua coniungúntur altária in mútua caritáte firméntur. Per Dóminum.
O bien:
Oh, Dios, que consagraste el vínculo conyugal con un sacramento tan excelente que prefigura, en la alianza nupcial, el misterio de Cristo y de la Iglesia, concede a estos siervos tuyos llevar a la práctica lo que conocen por la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui tam excellénti mystério coniugále vínculum consecrásti, ut Christi et Ecclésiae sacraméntum praesignáres in fodere nuptiárum, praesta, quaesumus, his fámulis tuis, ut, quod fide percípiunt, ópere persequántur. Per Dóminum.

Oración sobre las ofrendas
Recibe en tu bondad, Señor, los dones que te presentamos con alegría, y guarda con amor de Padre a quienes has unido en alianza sacramental. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Múnera, quae tibi, Dómine, laetántes offérimus, benígnus assúme, et, quos sacraménti fodere coniunxísti, patérna pietáte custódi. Per Christum.

Prefacio
EL GRAN SACRAMENTO DEL MATRIMONIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque en él estableciste la nueva alianza con tu pueblo, para hacer partícipes de la naturaleza divina y coherederos de tu gloria a los redimidos por el misterio de su muerte y resurrección.
Toda esta abundancia de su gracia e inmensa bondad, la has significado en la unión del varón y de la mujer, para que el sacramento que celebramos nos recuerde el designio inefable de tu amor.
Por eso, con los ángeles y todos los santos, te alabamos, diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus: per Christum Dóminum nostrum.
Quia in ipso novum nexuísti cum tuo pópulo testaméntum, ut, quem mortis eius et resurrectiónis redemísses mystério, divínae fáceres natúrae consórtem eiúsque in caelis glóriae coherédem. Cuius piíssimam grátiae largitátem in viri mulierísque significásti connúbio, ut ad ineffábile tui amóris consílium nos revocáret quod ágitur sacraméntum.
Et ídeo, cum Angelis et ómnibus Sanctis, te laudámus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

En las plegaria eucarísticas se hace mención de los esposos. Todo como se indica en el formulario A.

Bendición nupcial
Dicho el Padrenuestro y omitiendo Líbranos de todos los males, el sacerdote, de pie y vuelto hacia el esposo y la esposa, invoca sobre ellos la bendición de Dios, la cual nunca se omite.
En la fórmula de invitación, si uno de los esposo o ambos no comulgan, se omiten las palabras entre corchetes. En misma oración, las palabras entre corchetes pueden omitirse en aquellos casos en que las circunstancias parezcan aconsejarlo, por ejemplo, si los esposos son de edad avanzada.
Los esposos se acercan al altar o, según la oportunidad, permanecen en su largar, y se arrodillan.

El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar diciendo:
Pidamos al Señor por estos esposos que han contraído matrimonio junto al altar [y van a participar del Cuerpo y Sangre de Cristo], para que vivan siempre en mutuo amor.
Super hos sponsos, qui, Matrimónium ineúntes, ad altáre accédunt, ut, (Christi Córporis Sanguinísque partícipes), mútua semper dilectióne nectántur, Dóminum deprecémur.
Todos oran en silencio durante unos instantes. Después el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, prosigue:
Padre santo, que al hombre hecho a tu imagen y semejanza lo creaste varón y mujer, para que, siendo los dos una sola carne y un solo corazón, realicen su misión en el mundo.
Pater sancte, qui hóminem ad imáginem tuam cónditum másculum creásti et féminam, ut vir et múlier, in carnis et cordis unitáte coniúncti, munus suum in mundo adimplérent:

Oh, Dios, que para revelar el designio de tu amor prefiguraste en el mutuo afecto de los esposos la alianza que te dignaste realizar con tu pueblo, para que, en el significado pleno del sacramento, se hiciese patente el misterio nupcial de Cristo y la Iglesia por el vínculo conyugal de tus fieles.
Deus, qui, ad amóris tui consílium revelándum, in mútua dilectióne sponsórum fodus illud adumbrári voluísti, quod ipse cum pópulo tuo iníre dignátus es, ut, sacraménti significatióne compléta, in fidélium tuórum coniugáli consórtio Christi et Ecclésiae nuptiále patéret mystérium:

Extiende tu mano protectora sobre estos hijos tuyos [N. y N.] y derrama en sus corazones la gracia del Espíritu Santo.
Super hos fámulos tuos (N. et N.) déxteram tuam, quaesumus, propitiátus exténde. et in eórum corda Spíritus Sancti virtútem effúnde.

Haz, Señor, que en la vida común que inician en este sacramento, se comuniquen los dones de tu amor; y, siendo el uno para el otro signo de tu presencia, sean un solo corazón y una sola alma.
Praesta, Dómine, ut, in huius quod íneunt sacraménti consórtio, inter se amóris tui dona commúnicent, et, praeséntiae tuae signum ínvicem ostendéntes, cor unum fiant et ánima una.

Concédeles, también, Señor, mantener con su trabajo la familia que constituyen, [y que sus hijos, educados según el Evangelio, se preparen para formar parte de tu familia celestial].
Da étiam Dómine, ut domum, quam aedíficant, ópere quoque susténtent, (filiósque suos, evangélica disciplína formátos, caelésti famíliae tuae praeparent cooptándos).

Colma de bendiciones a tu sierva N., para que, cumpliendo su quehacer de esposa [y madre], cuide su hogar con amor intachable, y lo adorne con el don de la dulzura.
Hanc fámulam tuam N. tuis dignéris benedictiónibus cumuláre, ut, uxóris (ac matris) múnera complens, casta suam domum dilectióne refóveat, et grátia décoret affábili.

Acompaña también, Señor, con la bendición celestial a tu siervo N., para que cumpla dignamente su misión de esposo fiel [y padre solícito].
Hunc étiam fámulum tuum N. caelésti, Dómine, benedictióne proséquere, ut maríti fidélis (et próvidi patris) offícia digne persólvat.

Concede, Padre santo, a quienes se han unido ante ti [y desean acercarse a tu mesa] participar un día en la alegría del banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Hunc étiam fámulum tuum N. caelésti, Dómine, benedictióne proséquere, ut maríti fidélis (et próvidi patris) offícia digne persólvat.
R. Amén.

Omitida la oración Señor Jesucristo, se dice inmediatamente La paz del Señor. Entonces, los esposos y todos los demás, según el modo acostumbrado, se intercambian un signo de paz, comunión y caridad.

Antífona de la comunión Cf. Jn 13, 34
Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado, dice el Señor [T. P. Aleluya].
Mandátum novum do vobis, ut diligátis ínvicem, sicut diléxi vos, dicit Dóminus (T. P. allelúia).

Oración después de la comunión
Después de participar en tu mesa, Señor, te pedimos por N. y N., que se han unido en santo matrimonio, para que te sean siempre fieles y den testimonio de ti ante los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Mensae tuae partícipes effécti, quaesumus, Dómine, ut, qui nuptiárum iungúntur sacraménto, tibi semper adhaereant, et tuum homínibus nomen annúntient. Per Christum.

Bendición solemne al final de la misa
El sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, dice:
Dios, Padre todopoderoso, os conceda su gozo y os bendiga en los hijos.
Deus Pater omnípotens gáudium suum vobis concédat et in fíliis vos benedícat.
R. Amén.
El Hijo unigénito de Dios os asista en las alegrías y en las tristezas.
Unigénitus Dei Fílius in prósperis et advérsis vobis miserátus assístat.
R. Amén.
El Espíritu Santo infunda siempre su amor en vuestros corazones.
Spíritus Dei Sanctus caritátem suam in corda vestra semper effúndat.
R. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Et universum populum benedicit subiungens:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes, os bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo , y Espíritu Santo.
Et vos omnes, qui hic simul adéstis, benedícat omnípotens Deus, Pater, et Fílius, + et Spíritus Sanctus.
R. Amén.


C

Antífona de entrada Sal 144, 2. 9
Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas [T. P. Aleluya].
Per síngulos dies benedícam tibi, Dómine, et laudábo nomen tuum in saeculum saeculi, quia suávis es univérsis, et miseratiónes tuae super ómnia ópera tua (T. P. allelúia).

Omitido el acto penitencial, se dice Gloria.

Oración colecta
Dios todopoderoso, a estos siervos tuyos, que van a unirse por el sacramento del matrimonio, concédeles crecer en la fe que profesan y, con su descendencia, acrecentar tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo.
Praesta, quaesumus, omnípotens Deus, ut hi fámuli tui, nuptiárum sacraménto iungéndi, in fide quam profiténtur accréscant, et sóbole fidéli tuam ditent Ecclésiam. Per Dóminum.
O bien:
Oh, Dios, que, desde el comienzo del mundo bendices la multiplicación de la prole, acoge propicio nuestras súplicas e infunde sobre estos siervos tuyos (N. y N.) la fuerza de tu bendición, para que, en la alianza conyugal, se unan con igual afecto, misma alma y común santidad. Por nuestro Señor Jesucristo.
Deus, qui mundi crescéntis exórdio multiplicátae proli benedícis, propitiáre supplicatiónibus nostris et super hos fámulos tuos (N. et N.) opem tuae benedictiónis infúnde, ut in coniugáli consórtio afféctu cómpari, mente consímili, sanctitáte mútua copuléntur. Per Dóminum.

Oración sobre las ofrendas
Escucha nuestras súplicas, Señor, y recibe con agrado estas ofrendas que te presentamos por estos siervos tuyos, unidos en alianza santa, para que crezcan en la mutua caridad y en tu amor por este sacramento. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Propitiáre, Dómine, supplicatiónibus nostris, et has oblatiónes, quas tibi pro his fámulis tuis sancto fodere copulátis offérimus, benígno súscipe vultu, ut per haec mystéria in mútua caritáte tuóque amóre firméntur. Per Christum.

Prefacio
EL MATRIMONIO, SIGNO DEL AMOR DIVINO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Porque al hombre, creado por tu bondad, lo dignificaste tanto, que has dejado la imagen de tu propio amor en el unión del varón y de la mujer. Y, al que creaste por amor y no dejas de llamar al mandato del amor, le concedes participar en tu amor eterno. Y así, el sacramento de estos santos desposorios, signo de tu caridad, consagra el amor humano, por Cristo, Señor nuestro.
Por eso, con los ángeles y con todos los santos te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:
Vere dignum et iustum est, aequum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens aetérne Deus:
Qui hóminem pietátis tuae dono creátum ad tantam voluísti dignitátem extólli, ut in viri mulierísque consórtio veram relínqueres tui amóris imáginem; quem enim ex caritáte creásti, eum ad caritátis legem vocáre non désinis, ut aetérnae tuae caritátis partícipem esse concédas. Cuius connúbii sancti mystérium dum tuae dilectiónis signum exsístit, amórem sacrat humánum: per Christum Dóminum nostrum.
Per quem, cum Angelis et ómnibus Sanctis, hymnum laudis tibi cánimus, sine fine dicéntes:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.

En las plegaria eucarísticas se hace mención de los esposos. Todo como se indica en el formulario A.

Bendición nupcial
Dicho el Padrenuestro y omitiendo Líbranos de todos los males, el sacerdote, de pie y vuelto hacia el esposo y la esposa, invoca sobre ellos la bendición de Dios, la cual nunca se omite.
En la oración, las palabras entre corchetes pueden omitirse en aquellos casos en que las circunstancias parezcan aconsejarlo, por ejemplo, si los esposos son de edad avanzada.
Los esposos se acercan al altar o, según la oportunidad, permanecen en su largar, y se arrodillan.

El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar diciendo:
Invoquemos, queridos hermanos, sobres estos esposos la bendición de Dios, para que proteja con su auxilio a quienes ha unido en el sacramento del matrimonio.
Précibus nostris, fratres caríssimi, super hos sponsos Dei benedictiónem súpplices invocémus, ut ipse suo fóveat benígnus auxílio, quos ditávit connúbii sacraménto.
Todos oran en silencio durante unos instantes. Después el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, prosigue:
Padre santo, autor del universo, que creaste al varón y la mujer a tu imagen y has bendecido su unión matrimonial, te pedimos humildemente por estos hijos tuyos que hoy se unen por el sacramento del matrimonio.
Pater sancte, mundi cónditor univérsi, qui virum atque mulíerem ad imáginem tuam creásti, eorúmque societátem tua voluísti benedictióne cumulári; te pro his fámulis tuis humíliter deprecámur, qui hódie nuptiárum iungúntur sacraménto.

Descienda, Señor, sobre esta esposa N. y sobre N., su esposo, tu abundante bendición, y la fuerza del Espíritu Santo inflame desde el cielo sus corazones para que, en el gozo de su mutua entrega, [adornen la familia con hijos y] riqueza de la Iglesia.
Super hanc sponsam N., Dómine, eiúsque vitae consórtem N. benedíctio tua copiósa descéndat, et virtus Spíritus Sancti tui corda eórum désuper inflámmet, ut, dum mútuo connúbii dono fruúntur, (famíliam ornent fíliis), ditent (que) Ecclésiam.

Que en la alegría te alaban, Señor, y en la tristeza te busquen; que en el trabajo encuentren el gozo de tu presencia y en la necesidad sientan cercano tu consuelo; que participen en la oración de tu Iglesia y den testimonio de ti entre los hombres; y que después de una feliz ancianidad lleguen al reino de los cielos con estos amigos que hoy les acompañan. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Laeti te laudent, Dómine, te maesti requírant; te in labóribus sibi gáudeant adésse ut fáveas, te séntiant in necessitátibus adstáre ut lénias; te in cotu sancto precéntur, tuos in mundo se testes osténdant; et, adépti prósperam senectútem cum hac qua circumdántur amicórum coróna, ad caeléstia regna pervéniant. Per Christum Dóminum nostrum.
R. Amén.

Omitida la oración Señor Jesucristo, se dice inmediatamente La paz del Señor. Entonces, los esposos y todos los demás, según el modo acostumbrado, se intercambian un signo de paz, comunión y caridad.

Antífona de la comunión Sal 33, 2. 9
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca. Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él [T. P. Aleluya].
Benedícam Dóminum in omni témpore, semper laus eius in ore meo. Gustáte et vidéte quóniam suávis est Dóminus; beátus vir, qui sperat in eo (T. P. allelúia).

Oración después de la comunión
Te pedimos, Dios todopoderoso, que aumente en estos siervos tuyos la gracia del sacramento recibido, y que los frutos de este sacrificio lleguen a todos nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Concéde, quaesumus, omnípotens Deus, ut accépti virtus sacraménti in his fámulis tuis sumat augméntum, et hóstiae quam obtúlimus a nobis ómnibus percipiátur efféctus. Per Christum.

Bendición solemne al final de la misa
El sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, dice:
Nuestro Señor Jesucristo, que quiso estar presente en las bodas de Caná, os conceda su bendición a vosotros y a quienes os acompañan.
Dóminus Iesus, qui in Cana adésse dignátus est núptiis, vestris benedictiónem suam largiátur vobis et propínquis.
R. Amén.
Nuestro Señor Jesucristo, que amó a su Iglesia hasta el extremo, infunda siempre su amor en vuestros corazones.
Ipse, qui Ecclésiam diléxit in finem, in corda vestra indesinénter effúndat suum amórem.
R. Amén.
Nuestro Señor Jesucristo os conceda ser testigos de la de en su resurrección y esperar con alegría su venida gloriosa.
Det vobis Dóminus ut, eius resurrectiónis testántes fidem, exspectétis in gáudio beátam spem.
R. Amén.
Y bendice a todo el pueblo añadiendo:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes, os bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo , y Espíritu Santo.
Et vos omnes, qui hic simul adéstis, benedícat omnípotens Deus, Pater, et Fílius, + et Spíritus Sanctus.
R. Amén.

jueves, 27 de abril de 2017

Matrimonio: otras fórmulas de Bendición final.

Ritual del Matrimonio (2ª edición)

Capítulo IV. FÓRMULAS ALTERNATIVAS PARA LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO DENTRO Y FUERA DE LA MISA

I. FÓRMULAS ALTERNATIVAS PARA LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO

BENDICIÓN FINAL

354. Al final de la celebración el ministro bendice a los esposos y al pueblo, diciendo:

Dios, Padre eterno, os conserve en el amor,
para que la paz de Cristo habite en vosotros
y permanezca siempre en vuestro hogar.
R. Amén.

V. Que seáis bendecidos en los hijos,
encontréis consuelo en los amigos
y tengáis verdadera paz con todos.
R. Amén.

V. Que Dios os haga testimonio de su amor en el mundo,
que los pobres y afligidos os encuentren bondadosos,
y os reciban alegres un día en el reino eterno de Dios.
R. Amén.

V. Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, + Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén.
___________________________________________________

355. O bien:

V. Dios, Padre todopoderoso, os conceda su gozo
y os bendiga en los hijos.
R. Amén.

V. El Unigénito Hijo de Dios os asista
en las alegrías y en las tristezas.
R. Amén.

V. El Espíritu Santo
alimente vuestras vidas con su amor.
R. Amén.

V. Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, + Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén.
__________________________________________________

356. O bien:

R. El Señor os bendiga por nuestra plegaria
y una vuestro corazón
con la atadura indisoluble del amor sincero.
R. Amén.

V. Que florezcáis por la abundancia de los bienes presentes,
fructifiquéis dignamente en vuestros hijos,
y siempre os alegréis con los amigos.
R. Amén.

V. Que os conceda el Señor dones imperecederos,
[dé a vuestros padres largos años de felicidad],
y a todos, el gozo que no tiene fin.
R. Amén.

V. Y a vosotros, cuantos estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, + Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén.

miércoles, 26 de abril de 2017

Matrimonio: otras fórmulas de Bendición nupcial.

Ritual del Matrimonio (2ª edición)

Capítulo IV. FÓRMULAS ALTERNATIVAS PARA LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO DENTRO Y FUERA DE LA MISA

I. FÓRMULAS ALTERNATIVAS PARA LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO

BENDICIÓN NUPCIAL

FÓRMULA I

346. El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar:

Queridos hermanos, roguemos humildemente al Señor que derrame la gracia de su bendición sobre estos hijos suyos, que acaban de contraer Matrimonio en Cristo, y a los que unió en santa alianza, [por el sacramento del Cuerpo y de la Sangre de Cristo que van a recibir] los haga perseverar en un mismo amor.

O bien:

Pidamos, hermanos, a Dios que santifique y ratifique con su bendición el Matrimonio que sus siervos N. y N. acaban de celebrar en el Señor [y que, al participar de un mismo pan y de un mismo cáliz se fortalezca y acreciente su unión matrimonial].

Todos, durante unos momentos, oran en silencio.

347. Luego el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, continúa:

Oh Dios, que con tu poder creaste todo de la nada,
y, desde el comienzo de la creación,
hiciste al hombre a tu imagen
y le diste la ayuda inseparable de la mujer,
de modo que ya no fuesen dos, sino una sola carne,
enseñándonos que nunca será lícito separar
lo que quisiste fuera una sola cosa.

Oh Dios, que consagraste la alianza matrimonial
con un gran Misterio
y has querido prefigurar en el Matrimonio
la unión de Cristo con la Iglesia.

Oh Dios, que unes la mujer al varón
y otorgas a esta unión,
establecida desde el principio,
la única bendición
que no fue abolida
ni por la pena del pecado original,
ni por el castigo del diluvio.

Mira con bondad a estos hijos tuyos,
que, unidos en Matrimonio,
piden ser fortalecidos con tu bendición:
Envía sobre ellos la gracia del Espíritu Santo,
para que tu amor, derramado en sus corazones,
los haga permanecer fieles en la alianza conyugal.

Abunde en tu hija N. el don del amor y de la paz,
e imite los ejemplos de las santas mujeres,
cuyas alabanzas proclama la Escritura.
Confíe en ella el corazón de su esposo,
teniéndola por copartícipe y coheredera
de una misma gracia y una misma vida,
la respete y ame siempre
como Cristo ama a su Iglesia.

Y ahora, Señor, te pedimos también
que estos hijos tuyos:
permanezcan en la fe y amen tus preceptos;
que, unidos en Matrimonio,
sean ejemplo por la integridad de sus costumbres;
y, fortalecidos con el poder del Evangelio,
manifiesten a todos el testimonio de Cristo;
[que su unión sea fecunda,
sean padres de probada virtud,
vean ambos los hijos de sus hijos]
y, después de una feliz ancianidad,
lleguen a la vida de los bienaventurados en el reino celestial.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.


FÓRMULA II

348. El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar:

Invoquemos, hermanos, sobre estos esposos la bendición de Dios,
para que proteja con su auxilio a quienes ha unido en el sacramento
del Matrimonio.

Todos, durante un espacio de tiempo, oran en silencio.

349. Luego el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, continúa:

Padre santo, autor del universo,
que creaste al hombre y la mujer a tu imagen,
y has bendecido la unión matrimonial.
Te rogamos humildemente por estos hijos tuyos
que hoy se unen en alianza de bodas.

Descienda, Señor, sobre esta esposa N.
y sobre su esposo N. tu abundante bendición,
y que la gracia de tu Espíritu Santo
inflame desde el cielo sus corazones,
para que en el gozo de su mutua entrega
se vean rodeados de hijos,
riqueza de la Iglesia.

Que en la alegría te alaben, Señor,
y en la tristeza te busquen;
en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda
y en la necesidad sientan cercano tu consuelo;
que participen en la oración de tu Iglesia
y den testimonio de ti entre los hombres;
y, después de una feliz ancianidad,
lleguen al reino de los cielos con estos amigos,
que hoy les acompañan.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.


FÓRMULA III

350. El sacerdote, con las manos juntas, invita a los presentes a orar:

Pidamos por estos esposos que han contraído Matrimonio [y van a participar del Cuerpo y Sangre de Cristo], para que vivan siempre en mutuo amor.

Todos, durante un espacio de tiempo, oran en silencio.

351. Luego el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, continúa:

Padre santo, que has creado al hombre y a la mujer
para que, siendo los dos una sola carne y un solo corazón,
sean imagen tuya
y realicen su misión en el mundo.

Padre santo,
que para revelar tus designios
quisiste que el amor del hombre y la mujer
fuera signo de la alianza
que estableciste con tu pueblo,
y que la unión de los esposos
en el sacramento del Matrimonio
manifestara las bodas de Cristo con la Iglesia.

Extiende tu mano protectora
sobre estos hijos tuyos N. y N.
y derrama en sus corazones
la gracia del Espíritu Santo.

Que a lo largo de su nueva vida común,
santificada por este sacramento,
se comuniquen los dones de tu amor;
y que, siendo el uno para el otro signo de tu presencia,
sean en verdad un solo corazón y un solo espíritu.

Concédeles, Señor,
mantener con su trabajo la vida de su hogar,
y educar a sus hijos según el Evangelio,
para que formen parte de tu familia santa.

Colma de bendiciones a tu hija N.,
para que pueda cumplir sus deberes de esposa y madre,
y sea el alma y la alegría del hogar.

Bendice también a tu hijo N.,
para que cumpla su misión de esposo fiel
y padre solícito.

Concede, Padre santo,
a quienes se han unido ante ti
[y desean acercarse a tu mesa]
participar un día en la alegría del banquete eterno.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.


FÓRMULA IV

352. A continuación el sacerdote pronuncia sobre ellos la Bendición nupcial, diciendo:

Queridos hermanos:
Invoquemos a Dios que se ha dignado conceder su bendición
para multiplicar la descendencia del género humano.

Que él proteja a estos siervos suyos N. y N.
que ha llamado a la unión conyugal.
Les otorgue sentimientos de paz,
un mismo corazón
y costumbres selladas por el mutuo amor.

Tengan también, por regalo de Dios, la familia deseada,
a ella también alcance esta bendición.
Así N. y N., en humildad de corazón,
puedan servir a quien bien saben es su Creador.

R. Amén.

353. Luego el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, continúa:

Oh Dios, que para propagar la familia humana,
ya en los orígenes mismos del mundo
modelaste a la mujer del costado de Adán,
e insinuando la unidad del amor más puro
hiciste de uno dos para mostrar que los dos son uno.

Has puesto los primeros cimientos del Matrimonio
de tal modo que el varón abraza en su esposa
una parte de su propio cuerpo,
y no puede pensar que le es extraño
lo que sabe formado de sí mismo.

Míranos propicio desde tu trono del cielo
y atiende con benevolencia nuestras plegarias:

A estos hijos tuyos,
a quienes mediante esta bendición unimos
con el vínculo del Matrimonio,
santifícalos con la gracia del Espíritu Santo
y acompáñalos benignamente con tu amorosa protección.

R. Amén.

V. Concédeles, Señor, mutua armonía de espíritu
en tu santo temor,
y semejante bondad de costumbres
en el amor del uno al otro.

R. Amén.

V. Que se amen, Señor,
y que nunca se aparten de ti.

R. Amén.

V. Que mutuamente se entreguen
el debido amor del cuerpo y del corazón
y que nunca te ofendan al consumar su amor.

R. Amén.

V. Que nunca se desvíen de tus caminos,
sino que te agraden siempre
guardándose entera fidelidad.

R. Amén.

V. Dales, Señor, en abundancia los bienes presentes,
y una santa y generosa descendencia.

R. Amén.

V. Que la dulzura de tu bendición
inunde su cuerpo y su espíritu
de tal modo que el fruto de su unión
sea del agrado de todos,
y bendecido por ti.
R. Amén.

V. Dales, Señor, una larga y feliz vida en el presente,
y un constante deseo de la vida eterna que les aguarda.

R. Amén.

V. Dispongan de tal modo los asuntos temporales,
que felizmente deseen los bienes eternos.

R. Amén.

V. Sepan amar los bienes transitorios
de forma que no pierdan los que duran para siempre.

R. Amén.

V. Y así, amándose de verdad,
y sirviéndote a ti, Señor, sinceramente,
vean los hijos de sus hijos,
y después de una larga vida en la tierra,
lleguen, por fin, al reino de los cielos.

R. Amén.

martes, 25 de abril de 2017

Matrimonio: Otras Moniciones iniciales.

Ritual del Matrimonio (2ª edición)

Capítulo IV. FÓRMULAS ALTERNATIVAS PARA LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO DENTRO Y FUERA DE LA MISA

I. FÓRMULAS ALTERNATIVAS PARA LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO

MONICIÓN INICIAL

343. En las segundas nupcias:

Queridos hermanos:
La comunidad cristiana, representada por estos familiares y amigos que hoy os acompañan, acoge con alegría vuestra voluntad de contraer santo Matrimonio, y yo, en nombre de la Iglesia, os doy la bienvenida en este día tan importante para vosotros. Todos nosotros nos ponemos desde ahora en la presencia del Señor, que nos va a iluminar con su palabra para mostrarnos la dignidad del Matrimonio dentro de su plan de salvación, y que os ha elegido para que seáis en el mundo un sacramento vivo de su indisoluble amor a la humanidad redimida.

Si asisten los hijos del anterior matrimonio:

N. (o N. y N.), Dios acogerá también la oración de tu hijo (tus hijos; vuestros hijos), fruto de tu (vuestro) anterior Matrimonio, y os ayudará a todos a formar un nuevo hogar animado por el amor que es el ceñidor de la unidad consumada.

344. En otros casos:

Queridos novios y hermanos todos:
El sacramento del Matrimonio que vamos a celebrar ante esta comunidad, presidida por su testigo legítimo, es un acontecimiento gozoso. Jesús, el Señor, y María su Madre también compartieron con alegría la fiesta de unas bodas en Caná de Galilea. Con su presencia significaban cuánto bendice Dios el amor de un hombre y una mujer, que se comprometen a construir un nuevo hogar en fidelidad. El agua convertida en vino, adelantando la hora del Maestro, es signo del amor que Jesús-Esposo profesa a la Iglesia-Esposa, por la que derramó su sangre. Pero el amor de estos novios, santificado en el Matrimonio, se convierte en signo del de Cristo hacia la Iglesia.
Oremos todos por la fecundidad esponsal, paternal y de servicio a la comunidad de este nuevo Matrimonio.

345. O bien:

Queridos hermanos que hoy acompañáis a N. y N. en la celebración de su Matrimonio en el Señor, sed bienvenidos. La Iglesia, Esposa fiel de Jesucristo, invita hoy a estos novios a significar y participar en el misterio pascual del Señor, que dio su vida por amor y fidelidad a ella.

El Espíritu Santo, fuente de vida, ayuda desde hoy a estos novios a entregarse mutuamente, y con amor indiviso a su proyecto esponsal y de paternidad. Con su gracia les será más llevadero el pacto de amor que hoy rubrican, manteniéndose unidos y fieles en los gozos y adversidades. El mismo Espíritu les ayudará a descubrir también su papel de colaboradores con el amor del Creador y Salvador, recibiendo responsablemente los hijos que Dios les quiera dar.

Dispongámonos, pues, a vivir este acontecimiento con fe y profundo gozo.

lunes, 24 de abril de 2017

Ritual del Matrimonio entre parte católica y parte no cristiana.

Ritual del Matrimonio (2ª edición)

Capítulo III. RITUAL DE LA CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO ENTRE PARTE CATÓLICA Y PARTE CATECÚMENA O NO CRISTIANA

315. Siempre que contraen Matrimonio una parte católica con una parte catecúmena o no cristiana, o dos catecúmenos entre sí, o un catecúmeno con una parte no cristiana, la celebración tiene lugar en la iglesia o en otro lugar conveniente, según el rito siguiente:

El ritual que aquí se ofrece han de observarlo el sacerdote o el diácono que hayan recibido del Ordinario del lugar o del párroco la delegación para asistir y bendecir en nombre de la Iglesia los Matrimonios que se celebren.

Si, de acuerdo con la norma de que se habla en el número 25, el Matrimonio se celebra ante un asistente laico, delegado para ello por el Obispo diocesano, se observará el mismo ritual, con las debidas modificaciones en cuanto a la bendición nupcial. El asistente usará una vestidura que no desdiga de este ministerio o la que esté aprobada por el Obispo.

RITO DE ACOGIDA

316. A la hora convenida, el que preside, revestido, si es sacerdote o diácono, de alba y estola, o también de pluvial (o de dalmática el diácono), de color blanco o festivo, acompañado de los ayudantes, se dirige a la puerta de la iglesia o al lugar escogido, donde recibe a los novios y los saluda afablemente.

Después él, junto con los ayudantes, los novios, los testigos y todos los presentes, se dirige a los asientos preparados para cada uno. Respecto al lugar preparado para los novios, conviene tener en cuenta, a ser posible, que queden situados de tal modo que no den la espalda a la asamblea.

317. Luego el que preside les dirige la palabra, con el fin de preparar sus mentes para la celebración del Matrimonio, con estas palabras u otras semejantes:

N. y N., la Iglesia participa de vuestra alegría y os recibe cordialmente junto a vuestros padres y amigos, en el día en que os disponéis a unir para siempre vuestras vidas. Para los creyentes, Dios es la fuente del amor y de la fidelidad, porque Dios es amor. Escuchemos, pues, su palabra con atención y pidámosle humildemente que atienda vuestros deseos y todas vuestras peticiones.

O bien:

Hermanos y hermanas todos:
La Iglesia, sacramento del amor de Cristo, os acompaña y se encama en esta comunidad celebrante y festiva. Para estos novios hoy es día grande y quedará grabado siempre en sus corazones. Ante el testigo cualificado de la Iglesia, van a rubricar su amor y el propósito firme de entregarse mutuamente para toda la vida. De aquí brotará un nuevo hogar en el que compartirán adversidades y gozos.

Quienes tienen fe saben que Dios, creador del varón y la mujer a su imagen, pensó en su unión amorosa y fecunda. De ella, como fruto precioso y santo, nacen los hijos. El Dios Amor y fuente del amor ha engendrado en el corazón de estos novios la corriente de afecto que los atrae y los mueve a fundar un nuevo hogar.

O bien:

Hermanos:
El Matrimonio, por su naturaleza, se ordena a la vivencia armónica del amor entre los esposos, a la procreación y educación integral de los hijos.

La alianza de amor, expresada por los novios en su Matrimonio, genera una nueva comunidad de vida y de amor. Esa comunidad se concreta en todo el cariño y calor de un nuevo hogar.

Para los creyentes este pacto no nace sólo de la libre voluntad humana, sino ante todo de Dios, fuente del amor y de la vida. Para aquellos que tienen fe, el Bautismo los ha incorporado a Cristo haciéndolos miembros suyos. Por el Matrimonio el varón y la mujer se insertan, de una vez y para siempre, en la alianza de amor de Cristo con la Iglesia. De este modo su comunidad conyugal se convierte en signo del amor fiel y fecundo de Cristo con su Iglesia. Los nuevos esposos, asumidos en el amor de Cristo, se enriquecen de su sacrificio. Oremos para que el Espíritu Santo los llene de su gracia.

318. Si las circunstancias lo aconsejan, se omite el rito de recepción, y la celebración del Matrimonio empieza por la liturgia de la palabra.

LITURGIA DE LA PALABRA

319. Sigue, en la forma acostumbrada, la liturgia de la palabra, tomando los textos de los números 374-419: Antiguo TestamentoNuevo TestamentoSalmos y AleluyasEvangelios. Se puede hacer una o dos lecturas. Si por razón de las circunstancias resulta más oportuno, puede hacerse una sola lectura.

Se elegirá siempre por lo menos una de las lecturas que hablen explícitamente del Matrimonio, las cuales están señaladas con un asterisco (*).

Faltando sacerdote o diácono, la lectura evangélica se introduce de este modo:

Escuchad ahora, hermanos, las palabras del santo Evangelio según san N.

320. Después se hará la homilía sobre el texto sagrado, adaptándola a la situación y condiciones de los cónyuges y a las demás circunstancias. (Conviene que si el asistente es un laico haga una exhortación o lea una homilía preparada por el Obispo o el párroco.)

CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO

321. Luego, puestos en pie todos, incluso los novios, y situados los testigos a uno y otro lado, el que preside se dirige a los novios, con estas palabras u otras semejantes:

Habéis venido aquí, queridos hermanos, para que Dios garantice con su sello vuestra voluntad de contraer Matrimonio ante el ministro de la Iglesia (ante mí como delegado del Obispo para este acto) y ante la comunidad, y fortalezca vuestro amor con su bendición, para que os guardéis siempre mutua fidelidad y podáis cumplir con las demás obligaciones del Matrimonio. Por tanto, ante la comunidad eclesial, os pregunto sobre vuestra intención.

ESCRUTINIO

322. Entonces el que preside los interroga acerca de la libertad, la fidelidad y la aceptación y educación de la prole, y cada uno de ellos responde.

V. N. y N., ¿venís a contraer Matrimonio sin ser coaccionados, libre y voluntariamente?
R. Sí, venimos libremente.

V. ¿Estáis decididos a amaros y respetaros mutuamente, siguiendo el modo de vida propio del Matrimonio, durante toda la vida?
R. Sí, estamos decididos.

La siguiente pregunta se puede omitir si las circunstancias lo aconsejan, por ejemplo, si los novios son de edad avanzada:
V. ¿Estáis dispuestos a recibir de Dios responsable y amorosamente los hijos, y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?
R. Sí, estamos dispuestos.

CONSENTIMIENTO

323. El que preside los invita a expresar el consentimiento:

Así, pues, ya que queréis contraer santo Matrimonio, unid vuestras manos, y manifestad vuestro consentimiento ante Dios y su Iglesia.

Se dan la mano derecha.

324. El varón dice:
Yo, N., te recibo a ti, N., como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

La mujer dice:
Yo, N., te recibo a ti, N., como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida.

O bien:

El varón dice:
N., ¿quieres ser mi mujer?
La mujer responde:
Sí, quiero.

La mujer dice:
N., ¿quieres ser mi marido?
El varón responde:
Sí, quiero.

El varón dice:
N., yo te recibo como esposa y prometo amarte fielmente durante toda mi vida.

La mujer dice:
N., yo te recibo como esposo y prometo amarte fielmente durante toda mi vida.

O bien:

El varón dice:
Yo, N., te recibo a ti, N., como legítima mujer mía y me entrego a ti como legítimo marido tuyo, según lo manda la santa Madre Iglesia católica.

La mujer dice:
Yo, N., te recibo a ti, N., como legítimo marido mío, y me entrego a ti como legítima mujer tuya, según lo manda la santa Madre Iglesia católica.
_________________________________________________

325. Si parece más oportuno, el que preside puede solicitar el consentimiento de los contrayentes por medio de un interrogatorio.

En primer lugar interroga al varón:
N., ¿quieres recibir a N. como esposa, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarla y respetarla todos los días de tu vida?
El varón responde:
Sí, quiero.

A continuación el que preside interroga a la mujer:
N., ¿quieres recibir a N. como esposo, y prometes serle fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así, amarlo y respetarlo todos los días de tu vida?
La mujer responde:
Sí, quiero.
________________________________________________

CONFIRMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO

326. Luego el que preside el consentimiento dice a los esposos:

El Señor confirme con su bondad
este consentimiento vuestro
que habéis manifestado ante la Iglesia
y os otorgue su copiosa bendición.
Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

O bien:

El Dios de Abrahán,
el Dios de Isaac,
el Dios de Jacob,
el Dios que unió a nuestros primeros padres en el paraíso
confirme este consentimiento mutuo
que os habéis manifestado ante la Iglesia
y, en Cristo, os dé su bendición,
de forma que lo que Dios ha unido,
no lo separe el hombre.

327. El que preside invita a los presentes a alabar a Dios:
Bendigamos al Señor.
Todos responden:
Demos gracias a Dios.

Puede proferirse otra aclamación.

328. En este momento, según las costumbres locales, el esposo levanta el velo con que la esposa cubre su rostro.

BENDICIÓN Y ENTREGA DE LOS ANILLOS

329. Si las circunstancias lo aconsejan, puede omitirse la bendición y entrega de anillos. Si no se omiten, el sacerdote (o el diácono) dice:
El Señor bendiga + estos anillos
que vais a entregaros el uno al otro
en señal de amor y de fidelidad.
R. Amén.

Otras fórmulas de bendición de los anillos, números 102 y 132.
___________________________________________________

330. El laico asistente, con las manos juntas, dice las mismas palabras, omitiendo la señal de la cruz.
___________________________________________________

Según la oportunidad, asperja los anillos y los entrega a los esposos.

331. El esposo introduce en el dedo anular de la esposa el anillo a ella destinado, diciendo, según la oportunidad:
N., recibe esta alianza,
en señal de mi amor y fidelidad a ti.
Si es cristiano puede añadir:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Asimismo la esposa introduce en el dedo anular del esposo el anillo a él destinado, diciendo, según la oportunidad:
N., recibe esta alianza,
en señal de mi amor y fidelidad a ti.
Si es cristiana puede añadir:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

332. Entonces toda la comunidad puede entonar un himno o un canto de alabanza.

ORACIÓN DE LOS FIELES

333. Después se hace la oración universal (de la cual se proponen algunos modelos más en los números 106, 136 y 172).

Oremos, hermanos, por las necesidades de la santa Iglesia y de todo el mundo, y encomendemos especialmente a nuestros hermanos N. y N., que acaban de celebrar con gozo su Matrimonio.

Por la santa Iglesia: para que Dios le conceda ser siempre la esposa fiel de Jesucristo. Roguemos al Señor.

Por la paz de todo el mundo: para que cesen las ambiciones, desaparezcan las injusticias y enemistades, y broten por todas partes el amor y la paz. Roguemos al Señor.

Por los nuevos esposos N. y N.: para que el Espíritu Santo los llene con su gracia y haga de su unión un signo vivo del amor de Jesucristo a su Iglesia. Roguemos al Señor.

Por nuestro hermano N.: para que sea siempre fiel al Señor como Abrahán y admirable por su piedad y honradez como Tobías. Roguemos al Señor.

Por nuestra hermana N.: para que sea siempre irreprensible en su conducta, brille por su dulzura y pureza, humildad y prudencia. Roguemos al Señor.

Por todos los Matrimonios: para que, en el amor mutuo y en la fidelidad constante, sean en nuestra sociedad fermento de paz y unidad. Roguemos al Señor.

Por los miembros de nuestras familias que han muerto en la esperanza de la resurrección: para que Cristo los acoja en su reino y los revista de gloria y de inmortalidad. Roguemos al Señor.

334. Después de las invocaciones, el que preside prosigue con estas palabras u otras semejantes:

Dios, que es Padre,
quiere que sus hijos estén unidos en el amor.
Nosotros, los cristianos,
lo invocamos ahora con la oración de la familia de Dios
que Cristo nos enseñó:

Y todos los cristianos continúan diciendo el Padre Nuestro.

BENDICIÓN NUPCIAL

335. Normalmente se dice la bendición nupcial sobre los esposos. No obstante, si las circunstancias lo aconsejan, puede omitirse y, en vez de la bendición nupcial, se dice la oración que se indica más adelante, en el núm. 338.

Los esposos, según la oportunidad, se arrodillan en su lugar.

Entonces el sacerdote (o el diácono) continúa, con las manos juntas:

Invoquemos, hermanos, sobre estos esposos la bendición de Dios, para que proteja con su auxilio a quienes ha unido en el sacramento del Matrimonio.

Todos, durante un espacio de tiempo, oran en silencio.

336. Luego el sacerdote (o diácono), con las manos extendidas sobre los esposos, prosigue:

Padre santo, autor del universo,
que creaste al hombre y la mujer a tu imagen,
y has bendecido la unión matrimonial.
Te rogamos humildemente por estos hijos tuyos
que hoy se unen en alianza de bodas.

Descienda, Señor, sobre esta esposa N.
y sobre su esposo N.
tu abundante bendición,
y que la gracia de tu Espíritu Santo
inflame desde el cielo sus corazones,
para que en el gozo de su mutua entrega
se vean rodeados de hijos,
riqueza de la Iglesia.

Que en la alegría te alaben, Señor,
y en la tristeza te busquen;
en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda
y en la necesidad sientan cercano tu consuelo;
que participen en la oración de tu Iglesia,
y den testimonio de ti entre los hombres;
y después de una feliz ancianidad
lleguen al reino de los cielos con estos amigos,
que hoy los acompañan.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.
__________________________________________________

337. Si dirige la celebración un laico asistente, dice, con las manos juntas:

Bendito seas, Dios y Señor,
creador y conservador del género humano,
que has dejado una imagen de tu propio amor
en la unión del hombre y de la mujer.

Descienda, Señor, sobre esta esposa N.
y sobre su esposo N.
tu abundante bendición,
y que la gracia de tu Espíritu Santo
inflame desde el cielo sus corazones,
para que en el gozo de su mutua entrega
se vean rodeados de hijos,
riqueza de la Iglesia.

Que en la alegría te alaben, Señor,
y en la tristeza te busquen;
en el trabajo encuentren el gozo de tu ayuda
y en la necesidad sientan cercano tu consuelo;
que participen en la oración de tu Iglesia,
y den testimonio de ti entre los hombres;
y después de una feliz ancianidad
lleguen al reino de los cielos con estos amigos,
que hoy los acompañan.
Por Jesucristo nuestro Señor.

R. Amén.
____________________________________________________

338. Si por razón de las circunstancias se omite la Bendición nupcial, se dice esta oración sobre los esposos:

Escucha nuestras súplicas, Señor,
y asiste benignamente
el Matrimonio ordenado
a la propagación del género humano,
para que lo que tú has unido
se mantenga siempre con tu ayuda.

CONCLUSIÓN DE LA CELEBRACIÓN

339. Entonces el sacerdote (o el diácono) bendice al pueblo, diciendo:

La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.

R. Amén.
_____________________________________________________

340. Si dirige la celebración un laico asistente, puede concluir el rito santiguándose y diciendo:

Que Dios colme nuestra fe de alegría y de paz.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en nuestro corazón.
Que el Espíritu Santo derrame en nosotros sus dones.

R. Amén.
_____________________________________________________

341. Es aconsejable terminar la celebración con un canto adecuado.

342. Terminada la celebración, los testigos y el que preside firman el acta de Matrimonio. El acto de firmar puede hacerse en la sacristía o en presencia del pueblo; pero no debe hacerse sobre el altar.

sábado, 22 de abril de 2017

Papa Francisco: qué es la liturgia

Formulario Tercero del Matrimonio fuera de la Misa.

Ritual del Matrimonio (2ª edición)

Capítulo II. CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO FUERA DE LA MISA

FORMULARIO TERCERO

276. Los textos ofrecidos en este formulario recogen las oraciones, textos bíblicos y ritos de la antigua tradición hispánica conservada en la liturgia Hispano-Mozárabe y en muchos antiguos rituales de las diócesis españolas. Su empleo se recomienda particularmente allí donde perviven estas tradiciones.

277. Cuando por necesidad, o porque se estima oportuno, no se celebra Misa, se emplea el ritual aquí descrito; lo emplea también el diácono.

RITOS INICIALES

PRIMER MODO

278. A la hora convenida, el ministro, revestido de alba, o de sobrepelliz, y de estola blanca o festiva, o también de pluvial (o de dalmática el diácono) del mismo color, acompañado de los ayudantes, se dirige a la puerta de la iglesia, recibe a los novios y los saluda afablemente, haciéndoles saber que la Iglesia comparte su alegría.

279. Luego se hace la procesión hacia el altar: preceden los ayudantes, sigue el ministro, después los novios, a los que, según las costumbres locales, pueden acompañar honoríficamente, por lo menos los padres y dos testigos, hasta el lugar que tienen preparado. Mientras, se entona el canto de entrada o se toca festivamente el órgano u otro instrumento.

280. Respecto al lugar preparado para los novios, conviene tener en cuenta, a ser posible, que queden situados de tal modo que no den la espalda a la asamblea.

281. El ministro se acerca al altar, lo saluda con una inclinación profunda y lo venera con un beso. Después va a la sede.
________________________________________________

SEGUNDO MODO

282. A la hora convenida, el ministro, revestido de alba, o de sobrepelliz, y de estola blanca o festiva, o también de pluvial (o de dalmática el diácono) del mismo color, se dirige, junto con los ayudantes, al lugar preparado para los novios.

283. Cuando los novios han llegado a su lugar, el ministro los recibe y los saluda afablemente, haciéndoles saber que la Iglesia comparte su alegría.

284. Luego el ministro saluda al altar con una inclinación profunda y va a la sede.
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SALUDO

285. Entonces, el ministro dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Todos se santiguan y responden:
Amén.

Luego el ministro saluda a los presentes, diciendo:
El Señor esté siempre con vosotros.

U otras palabras adecuadas, tomadas preferentemente de la Sagrada Escritura.

Todos responden:
Y con tu espíritu.
O bien:
Bendito seas por siempre, Señor.

O de otro modo adecuado.

286. Luego saluda brevemente a los novios y a los presentes, para disponerlos a la celebración del Matrimonio, con estas palabras u otras semejantes:

Queridos hermanos:
Llenos de alegría, hemos venido a la casa del Señor para esta celebración, acompañando a N. y N. en el día en que se disponen a celebrar su unión matrimonial. Para ellos este momento es de singular importancia. Por ello, acompañémoslos con nuestro cariño, amistad y oración fraterna. Escuchemos atentamente con ellos la Palabra que Dios nos va a dirigir hoy. Después, con la santa Iglesia, invocaremos a Dios Padre, por Jesucristo nuestro Señor, para que acoja complacido a estos hijos suyos que van a contraer Matrimonio, los bendiga y les conceda vivir en unidad permanente.

O bien:

N. y N., la Iglesia participa de vuestra alegría y os recibe cordialmente junto con vuestros padres y amigos, en el día en que vais a unir para siempre vuestras vidas delante de Dios, nuestro Padre. Que el Señor os escuche en este día de gozo para vosotros; os otorgue su bendición celestial y os proteja. Que os conceda los deseos de vuestro corazón y atienda todas vuestras peticiones.

Otras moniciones alternativas (núms. 343-345).

ORACIÓN

287. Luego, con las manos extendidas, dice esta oración:

Oremos.
Oh Dios,
que llenas con tu bendición
todo lo que es bueno;
bendice a estos hijos tuyos
que hoy unen sus vidas en santo Matrimonio.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
R. Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA

288. Sigue la liturgia de la palabra, en la forma acostumbrada, tomando los textos antes propuestos en el número 162 o bien otros de entre las lecturas indicadas más adelante (núms. 374-419: Antiguo TestamentoNuevo TestamentoSalmos y AleluyasEvangelios).
Se elegirá siempre por lo menos una de las lecturas que hablen explícitamente del Matrimonio, las cuales están señaladas con un asterisco (*).

289. Luego el ministro, en la homilía, explica, partiendo del texto sagrado, el misterio del Matrimonio cristiano, la dignidad del amor conyugal, la gracia del sacramento y las obligaciones de los cónyuges, atendiendo, sin embargo, a las diversas circunstancias de las personas.
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(Lecturas del n. 162)

PRIMERA LECTURA
Tomad esposas para vuestros hijos, dad vuestras hijas en matrimonio
Lectura del libro del profeta Jeremías. 29, 5-7

Así dice el Señor:
«Construid casas y habitadlas, plantad huertos y comed sus frutos. Tomad esposas y engendrad hijos e hijas, tomad esposas para vuestros hijos, dad vuestras hijas en matrimonio, para que engendren hijos e hijas: multiplicaos allí y no disminuyáis. Buscad la prosperidad del país adonde os he deportado y rogad por él al Señor, porque su prosperidad será la vuestra.»

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL Sal 127 (128), 1-2. 3. 4-5ac y 6a (R.: 4)
R. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.

Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.

Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sion,
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos. R.

SEGUNDA LECTURA
Que la mujer no se separe del marido; y el marido que no se divorcie de su mujer
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios. 7, 10-14

Hermanos:
A los ya casados les mando -bueno, no yo, el Señor- que la mujer no se separe del marido. Y si llegara a separarse, que no vuelva a casarse o que haga las paces con su marido, y el marido que no se divorcie de su mujer.
A los demás les hablo yo, no el Señor: si un cristiano está casado con una no cristiana y ella está de acuerdo en vivir con él, que no se divorcie. Y si una mujer está casada con un no cristiano y él está de acuerdo en vivir con ella, que no se divorcie del marido. Porque el marido no cristiano queda consagrado a Dios por su mujer, y la mujer no cristiana queda consagrada por el marido cristiano. Si no fuera así, vuestros hijos estarían contaminados.

Palabra de Dios.

ALELUYA Y VERSÍCULO ANTES DEL EVANGELIO Sal 66, 7-8
R. Aleluya.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.
R. Aleluya.

EVANGELIO
En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos
+ Lectura del santo evangelio según san Juan. 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.
Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo:
«No les queda vino.»
Jesús le contestó:
«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.»
Su madre dijo a los sirvientes:
«Haced lo que él diga.»
Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.
Jesús les dijo:
«Llenad las tinajas de agua.»
Y las llenaron hasta arriba.
Entonces les mandó:
«Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.»
Ellos se lo llevaron.
El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo:
«Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.»
Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él.

Palabra del Señor.
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CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO

290. Cuando se celebran dos o más Matrimonios a la vez, el interrogatorio antes del consentimiento, el mismo consentimiento, como también la aceptación del consentimiento, se harán siempre en singular para cada Matrimonio; lo demás, sin excluir la misma bendición nupcial, se dirá una sola vez en plural para todos.

ESCRUTINIO

291. Puestos en pie todos, incluso los novios, y situados los testigos a uno y otro lado, el ministro se dirige a los novios y los interroga acerca de la libertad, la fidelidad y la aceptación de la prole, y cada uno de ellos responde.

V. Conviene que los contrayentes manifestéis públicamente, ante el ministro de la Iglesia y la comunidad cristiana ahora reunida, vuestra determinación:

¿Declaráis que procedéis libre y espontáneamente a la celebración
de este Matrimonio?
R. Lo declaramos.

V. ¿Prometéis guardaros fidelidad mutua, y permanecer unidos hasta que la muerte os separe?
R. Lo prometemos.

V. Prometéis cumplir vuestros deberes matrimoniales y familiares como corresponde a esposos cristianos?
R. Lo prometemos.

CONSENTIMIENTO

292. El ministro los invita a expresar el consentimiento:

Ahora, pues, contraed Matrimonio ante la santa Madre Iglesia, representada por todos los que estamos aquí reunidos.

En primer lugar interroga a la mujer:
N., ¿quieres a N. por tu esposo y marido?
La mujer responde:
Sí, lo quiero.

V. ¿Te entregas por su esposa y mujer?
La mujer responde:
Sí, me entrego.

V. ¿Lo recibes por tu esposo y marido?
La mujer responde:
Sí, lo recibo.

A continuación el ministro interroga al varón:
N., ¿quieres a N. por tu esposa y mujer?
El varón responde:
Sí, la quiero.

V. ¿Te entregas por su esposo y marido?
El varón responde:
Sí, me entrego.

V. ¿La recibes por tu esposa y mujer?
El varón responde:
Sí, la recibo.

CONFIRMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO

293. Luego el ministro que recibe el consentimiento dice a los esposos:

Pues yo, en nombre de la santa Madre Iglesia,
reconozco y confirmo este Matrimonio
que habéis celebrado.
La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vuestra unión.
R. Amén.

ACLAMACIÓN DESPUÉS DEL CONSENTIMIENTO

294. Luego el ministro que recibe el consentimiento dice:

Y a vosotros, todos los aquí presentes,
os tomo como testigos
de la unión sagrada entre estos dos esposos.
Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.
R. Amén.

BENDICIÓN Y ENTREGA DE ARRAS Y ANILLOS

295. Los anillos se presentan en una bandeja cubierta de un paño blanco junto con trece monedas de oro o plata u otro metal noble.

El ministro dice:
Señor Dios omnipotente,
que ordenaste a Abrahán tu siervo
destinar las arras para Isaac y Rebeca,
como señal de santo Matrimonio,
y así, por la mutua entrega,
representada en los dones,
creciera el número de los hijos:
Te suplicamos que santifiques a tus siervos N. y N.
por la ofrenda común de estas arras
y que los bendigas amorosamente a ellos con sus dones;
para que así, protegidos con tu bendición,
apoyados y unidos por el yugo del amor,
se alegren de estar siempre entre tus fieles servidores.
R. Amén.

BENDICIÓN SOBRE LOS ESPOSOS

296. A continuación el ministro, extendiendo sus manos sobre los esposos, los bendice, diciendo:

El Señor os llene de la dulzura de su temor
y os fecunde con el germen de la santidad.
R. Amén.

V. Vuestra vida exhale la fragancia
y la pureza de las buenas obras
para que vuestro corazón se eleve siempre al cielo.
R. Amén.

V. Conservad con el favor divino
las arras que uno a otro os vais a ofrecer
para que, más estrechamente unidos de corazón
por esta prenda,
tengáis una descendencia siempre virtuosa.
R. Amén.

ENTREGA DE ANILLOS Y ARRAS

297. Después el ministro toma, de la bandeja, el anillo de la esposa y lo entrega al esposo, diciendo:
Pon este anillo a tu esposa,
como señal de fidelidad y amor.

Mientras el esposo pone el anillo a su esposa en el dedo anular de la mano derecha, el ministro bendice la acción, diciendo:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
La esposa responde:
Amén.

A continuación el ministro toma el anillo del esposo y lo entrega a la esposa, diciendo:
Pon este anillo a tu esposo,
como señal de fidelidad y amor.

Mientras la esposa pone el anillo a su esposo en el dedo anular de la mano derecha, el ministro bendice la acción, diciendo:
En el nombre del Padre + y del Hijo y del Espíritu Santo.
El esposo responde:
Amén.

Después el esposo toma las arras de la bandeja y las entrega a su esposa, la cual las recibe con las dos manos abiertas debajo de las de su esposo. Mientras tanto el esposo dice:
N., estas arras te doy en señal de Matrimonio.
La esposa responde:
Yo las recibo.

Después la esposa toma las arras de la bandeja y las entrega a su esposo, el cual las recibe con las dos manos abiertas debajo de las de su esposa. Mientras tanto la esposa dice:
N., estas arras te doy en señal de Matrimonio.
El esposo responde:
Yo las recibo.

ORACIÓN DE LOS FIELES

298. Luego se hace, en la forma acostumbrada, la oración universal (de la cual se proponen algunos modelos en los números 75, 106 y 136):
a) En primer lugar el ministro invita a orar;
b) siguen las invocaciones de la oración universal con la respuesta de los fieles, pero teniendo en cuenta que cada invocación se armonice con la bendición nupcial y no la duplique;
c) si no se distribuye la sagrada comunión, sigue el Padre nuestro;
d) finalmente, omitiendo la oración conclusiva, el ministro invoca la bendición de Dios sobre la esposa y el esposo, lo cual nunca se omite.

V. Oremos a Dios Padre, de quien procede toda paternidad, para que bendiga el amor de estos nuevos esposos y llene con sus dones a toda la familia humana.

Por la santa Iglesia: para que difunda en todas las familias el fermento del Evangelio. Roguemos al Señor.

Por todas las naciones y sus habitantes: para que la paz de Cristo se extienda a toda la familia humana, y los gobernantes sepan subordinar sus ambiciones particulares al bienestar de todos. Roguemos al Señor.

Por cuantos carecen de alimentos, de justicia o de amor; por cuantos padecen a causa de las discordias familiares: para que el Señor sea su fuerza en la tribulación. Roguemos al Señor.

Para que la unión de estos esposos sea ante los hombres un signo vivo del amor de Cristo hacia su Iglesia. Roguemos al Señor.

La siguiente petición se puede omitir si las circunstancias lo aconsejan, por ejemplo, si los esposos son de edad avanzada.
Para que su amor se vea enriquecido con una descendencia feliz. Roguemos al Señor.

Para que todos los Matrimonios, en el amor mutuo y en la fidelidad constante, sean en nuestra sociedad fermento de paz y unidad. Roguemos al Señor.

Si no se distribuye la sagrada comunión, sigue el Padre nuestro.

VELACIÓN NUPCIAL

299. Los esposos permanecen en su lugar, y se arrodillan. Entonces se pone el velo de color blanco y rojo sobre la cabeza de la esposa y los hombros del esposo, simbolizando el vínculo que los une.

BENDICIÓN NUPCIAL

300. A continuación el sacerdote pronuncia sobre ellos la Bendición nupcial, diciendo:

Queridos hermanos:
Invoquemos a Dios que se ha dignado conceder su bendición
para multiplicar la descendencia del género humano.
Que él proteja a estos siervos suyos N. y N.
que ha llamado a la unión conyugal.
Les otorgue sentimientos de paz,
un mismo corazón
y costumbres selladas por el mutuo amor.
Tengan también, por regalo de Dios, la familia deseada,
a ella también alcance esta bendición.
Así N. y N., en humildad de corazón,
puedan servir a quien bien saben es su Creador.
R. Amén.

301. Luego el sacerdote, con las manos extendidas sobre los esposos, continúa:
Oh Dios, que para propagar la familia humana,
ya en los orígenes mismos del mundo
modelaste a la mujer del costado de Adán,
e insinuando la unidad del amor más puro,
hiciste de uno dos, para mostrar que los dos son uno.
Has puesto los primeros cimientos del Matrimonio
de tal modo que el varón abraza en su esposa
una parte de su propio cuerpo,
y no puede pensar que le es extraño
lo que sabe formado de sí mismo.
Míranos propicio desde tu trono del cielo
y atiende con benevolencia nuestras plegarias:
A estos hijos tuyos,
a quienes mediante esta bendición unimos
con el vínculo del Matrimonio,
santifícalos con la gracia del Espíritu Santo
y acompáñalos benignamente con tu amorosa protección.
R. Amén.

V. Concédeles, Señor, mutua armonía de espíritu
en tu santo temor,
y semejante bondad de costumbres
en el amor del uno al otro.
R. Amén.

V. Que se amen, Señor,
y que nunca se aparten de ti.
R. Amén.

V. Que mutuamente se entreguen
el debido amor del cuerpo y del corazón
y que nunca te ofendan al consumar su amor.
R. Amén.

V. Que nunca se desvíen de tus caminos,
sino que te agraden siempre
guardándose entera fidelidad.
R. Amén.

V. Dales, Señor, en abundancia los bienes presentes,
y una santa y generosa descendencia.
R. Amén.

V. Que la dulzura de tu bendición
inunde su cuerpo y su espíritu
de tal modo que el fruto de su unión
sea del agrado de todos
y bendecido por ti.
R. Amén.

V. Dales, Señor, una larga y feliz vida en el presente,
y un constante deseo de la vida eterna que les aguarda.
R. Amén.

V. Dispongan de tal modo los asuntos temporales,
que felizmente deseen los bienes eternos.
R. Amén.

V. Sepan amar los bienes transitorios
de forma que no pierdan los que duran para siempre.
R. Amén.

V. Y así, amándose de verdad,
y sirviéndote a ti, Señor, sinceramente,
vean los hijos de sus hijos,
y después de una larga vida en la tierra,
lleguen, por fin, al reino de los cielos.
R. Amén.
___________________________________________________

Terminada la Bendición nupcial, se quita el velo que cubre la cabeza de la esposa y los hombros del esposo y prosigue la celebración.
___________________________________________________

302. Luego, si no se distribuye la sagrada comunión, el ministro, a continuación, bendice al pueblo, diciendo:
Y a todos vosotros, que estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén.

Es aconsejable terminar la celebración con un canto adecuado.
___________________________________________________

SAGRADA COMUNIÓN

303. Si se distribuye la sagrada comunión, acabada la Bendición nupcial, el ministro se dirige al lugar donde se reserva la Eucaristía, toma el copón con el Cuerpo del Señor, lo deposita sobre el altar y hace genuflexión.

304. Luego introduce la oración dominical con estas palabras u otras semejantes:

Fieles a la recomendación del Salvador
y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:

Y todos a la vez continúan diciendo el Padre Nuestro.

305. Después el ministro, según la oportunidad, invita a los fieles con estas palabras u otras semejantes:

Daos fraternalmente la paz.

Entonces los esposos y todos se intercambian una señal de paz y de caridad.

306. Después de esto, el ministro hace genuflexión, toma la hostia y, manteniéndola un poco elevada sobre el copón, vuelto hacia los que van a comulgar, dice:

Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

Y todos los que van a comulgar añaden:

Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.

307. Después se acerca a los que van a comulgar y muestra a cada uno de ellos la hostia un poco elevada, diciendo:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
Amén.
Y recibe la comunión.

308. Mientras se hace la distribución de la sagrada comunión, se puede entonar, según la oportunidad, un canto adecuado (ver núms. 538-541).

309. Terminada la distribución de la comunión, según la oportunidad, se puede guardar un tiempo de sagrado silencio o cantar un salmo o un canto de alabanza.

310. Luego el ministro dice esta oración:

Oremos.
Te pedimos, Dios todopoderoso,
que aumente en estos hijos tuyos
la gracia del sacramento recibido,
y los frutos de esta celebración
lleguen a todos nosotros.
Por Jesucristo nuestro Señor.
R. Amén.

CONCLUSIÓN DE LA CELEBRACIÓN

311. El rito concluye con la bendición de los esposos y del pueblo, ya sea con la forma sencilla La bendición de Dios, ya sea con la siguiente fórmula u otras semejantes, números 354-355.

312. Al final de la celebración el ministro bendice a los esposos y al pueblo, diciendo:
El Señor os bendiga por nuestra plegaria
y una vuestro corazón
con la atadura indisoluble del amor sincero.
R. Amén.

V. Que florezcáis por la abundancia de los bienes presentes,
fructifiquéis dignamente en vuestros hijos,
y siempre os alegréis con los amigos.
R. Amén.

V. Que os conceda el Señor dones imperecederos,
[dé a vuestros padres largos años de felicidad,]
y a todos, el gozo que no tiene fin.
R. Amén.

V. Y a vosotros, cuantos estáis aquí presentes,
os bendiga Dios todopoderoso,
Padre, + Hijo y Espíritu Santo.
R. Amén.

RITO DE DESPEDIDA

313. Terminada la celebración, el ministro se acerca a los esposos, les indica que se den la mano derecha, y dice al esposo:
Compañera te doy, y no sierva:
ámala como Cristo ama a su Iglesia.

A continuación despide a los presentes, diciendo:
Hermanos:
En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, id en paz.
Todos responden:
Demos gracias a Dios.

314. Terminada la celebración, los testigos y el ministro firman el acta de Matrimonio. El acto de firmar puede hacerse en la sacristía o en presencia del pueblo; pero no debe hacerse sobre el altar.